Jose Miguel Najúl | LA PRENSA.- El Gobierno quiere callar las fuentes alternativas de información tratando de imponer su voz e imponiendo, a través de la repetición, un mensaje en el que dan explicaciones inverosímiles sobre los problemas del país. Pero la distancia diametral que hay entre el discurso y la realidad es tan fuerte que se impone sobre la censura.
Lo señala el periodista Andrés Cañizález, director de Medianálisis y doctor en ciencia política, quien considera que el cierre de ventanas internacionales, como CNN en Español no impedirá que la gente siga buscando información legítima, al tiempo que se acrecienta el malestar de la población.
Cañizález opina que hay una “saturación de mentiras” por parte del Estado venezolano y que “hay una brecha demasiado amplia entre lo que dice el Gobierno y lo que viven los venezolanos”, lo que se traduce, precisamente, en el comportamiento que las encuestas de opinión registran sobre las tendencias contrarias de los ciudadanos hacia el chavismo.
se acrecienta el malestar que siente la población y, por ende, la aversión hacia el Gobierno.
¿Por qué se acrecienta el malestar del venezolano con el cierre de medios?
-Porque la gente no sólo vive la crisis en Venezuela, sino que percibe que hay muy pocos espacios en los que se informe genuinamente ese hecho. El discurso oficial está cada vez más distanciado de la realidad, y sus mensajes tienen menos calado y menos gente que los compra.
¿No puede el Gobierno hacerlo calar en la sociedad a punta de repetición, provocando que la gente considere ciertos los argumentos del chavismo para explicar los problemas del país?
-Hacia eso apunta el Gobierno. Quiere limitar fuentes alternativas de lo que ocurre. Les molesta que alguien independiente diga una versión distinta a la oficial, y al mismo tiempo potencia su voz oficial. Un ejemplo de ello es que el presidente Nicolás Maduro está hoy dando más cadenas que Hugo Chávez en su tiempo, repitiendo cada vez los temas.
¿Entonces hay un riesgo claro de manipulación masiva y efectiva de la opinión pública?
-Los estudios de opinión pública en Venezuela no han tomado el tema de la comunicación para preguntar a la gente qué opina sobre ese tema. Sin embargo, al ver que hay, según Datanálisis, un 90 % de la población descontenta con Nicolás Maduro, o que Delphos dice que un 70 % apunta a que Maduro no debe llegar hasta el 2018, nos damos cuenta de que, por más que hayan controlado el entorno mediático, la realidad es tan dura que invalida el discurso oficial y sus efectos.
¿Es decir, que ha perdido su impacto a través del tiempo?
-Claro. Si revisamos las encuestas de los años 2014 o 2015, veríamos que la mitad de la gente pensaba que la responsabilidad de la crisis económica era de los empresarios. Ahora cuando se le pregunta al venezolano de quién es la culpa de la crisis responden que es de Maduro. No hay discurso que valga. Sólo que estamos en una situación en el que el malestar no se canaliza en público.
Si el Gobierno reacciona cerrando los espacios, ¿cómo deben actuar los medios al difundir información delicada?
-Hay muchas maneras de hacerlo. Sabemos que es un gran desafío para los medios en Venezuela seguir trabajando libremente en un país en el que el Estado está firmemente decidido a cerrarlos si se le presenta la ocasión.
¿Y de qué manera se puede minimizar el riesgo a una sanción estatal?
-Teniendo cuidado en la manera en la que se trabaja la información. En ningún momento estamos hablando de censurar. A lo que me refiero es que debe haber reuniones entre los periodistas, los coordinadores y los miembros de las directivas para evaluar la manera de presentar una información. También se debe contar con fuentes que puedan soportar las denuncias que emiten.
¿Cree que es correcto que el cuidado sea motivado por el temor a una represalia?
-Debe haber siempre cuidado en el trabajo periodístico. Sin embargo, en el caso de las sanciones hablamos de cuidado, porque la idea es que no tengamos un montón de medios suicidas.
¿A qué se refiere con “medios suicidas”?
– A que no es la idea que todos los medios salgan en masa a hacer denuncias que puedan implicar el cierre de espacios importantes para el país.