Euseglimar González | LA PRENSA.- El terror se apodera de los comerciantes y productores de Quíbor, municipio Jiménez. Las extorsiones de delincuentes volvieron al ruedo y todos apuntan que se trate de la banda de el “Pollo” y sus hombres, adicional a la de el “Manuelito” que cuando rivaliza con su compinche pide dinero aparte.
Las víctimas aseguran que en varias ocasiones les ha tocado pagar doble “vacuna” por el “bienestar” de sus familias, porque estos herederos de Carlos Pérez Vega (31), apodado el “Guly”, hampón que controlaba las extorsiones, cuando se molestan trabajan por su cuenta.
“Llaman a la misma víctima. Cuando la persona le dice que ya le pagó al “Pollo” les dicen que deben pagarle al “Manuelito‘, porque ellos trabajan por separado”, dijo un habitante.
Los delincuentes tienen a los comerciantes y productores como una “carnada”, los llaman para exigirle exorbitantes sumas de dinero a cambio de dejarlos trabajar y transitar “libremente”.
Los delincuentes los amenazan con matar a sus familias si no pagan en el tiempo establecido tal como lo hacía su mentor.
El “Guly” tenía a muchos hombres trabajando para él. En 2013 fue abatido por los funcionarios del Grupo Antiextorsión y Secuestro del Conas. Pero luego de la muerte del delincuente más “pesado” de Jiménez quedaron sus herederos el “Pollo” y el “Manuelito”.
Desde ese momento las extorsiones continuaron en el municipio y aunque estaban “bajo” cuerda, volvieron hacer de las suyas en los últimos meses.
“Con una voz ronca y atorándose con la propia saliva han llamado para extorsionar. El que está en el otro lado del celular dice que es el “Pollo” y le pide cantidades alta de dinero. Hasta 6 millones de bolívares”, suelta un comerciante.
Detrás de una bocina del celular, el hombre que llama pide distinta cantidad de dinero. Relatan que algunas veces le piden un millón de bolívares y otras veces hasta 6 millones. Lo que siempre utilizan para extorsionar es que mataran a sus familiares si no pagan, pues conocen cada uno de sus pasos.
Comerciantes cuentan que a los negocios llegan los hampones armados y aunque no atracan el establecimiento, se quedan un rato hasta que el propietario los ve.
“Uno sabe cuáles son los hombres que trabajan con el “Pollo” o el “Manuelito”. Ellos llegan a los negocios solo a amedrentar y a quitar dinero para uno o el otro”, dijo un comerciante.