La Divina Pastora cambió su itinerario habitual en este mes, previo a la procesión 167 y ayer visitó la parroquia urbana Santa Cruz por su 60 aniversario. Encuentro con la reliquia que implica renovar el amor a Dios y que la feligresía comprenda que así como María estuvo al pie de la cruz, acompañando a Jesús, también protege a la humanidad de las adversidades diarias.
Humberto Tirado, párroco de Santa Rosa, estuvo al pendiente a la salida de la caravana hacia Barquisimeto y manifestó que «la Virgen bendice y arropa con su amor, que nos ayuda a cargar la cruz y así mantenernos firmes». Se refiere a las pruebas y demás dificultades que se presentan en la cotidianidad, pero que teniendo la seguridad de la riqueza espiritual, así como el corazón fortalecido en fe, las personas tienen la capacidad de resolver.
Arquidiócesis concede visita de la Divina Pastora
«Estamos muy felices porque la Arquidiócesis de Barquisimeto nos concedió la gracia de poder contar con la visita en nuestra fecha de la consagración del templo», exclamó Rafael Loyo, párroco de la Santa Cruz, admitiendo ese gozo del sentimiento de hijos para recibirla, previo a la eucaristía central que recuerda el 8 de diciembre de 1964, cuando se culminó el templo. Lo toman como un día de inmensa alegría y agradecimiento, considerando que seleccionan a Barquisimeto para resguardo de la reliquia de la Santa Cruz, por la devoción a la Divina Pastora y a la Chiquinquirá de Aregue, por el fervor tan fuerte.
La salida fue a las 7:30 a.m., cuando la sagrada imagen fue cargada por celadores hasta el Pastora móvil y afuera estaban los vehículos con algunos devotos que sacaban globos blancos y azules por sus ventanas. Se escuchó «¡Oh piadosa y amante Pastora! De las almas dulcísimo amor…», el inicio del himno que se repitió en varias oportunidades en este recorrido hasta la avenida Libertador con calle 26, donde fue levantado el templo.
La caravana iba lenta y tocaban las cornetas de los vehículos de quienes participaban, así como de otros conductores que respondían y rendían tributo de esta manera a la madre de Dios. Cuando iban subiendo por la avenida Lara se desviaron hacia la urbanización Santa Elena y realizaron una pequeña parada en casa de la señora Redenta de Fillipo, quien estaba cumpliendo 100 años y tiene la virtud de servir a la iglesia.
Cuando llegaron a la iglesia Santa Cruz se escucharon fuegos artificiales y en simultáneo los cánticos de alabanza. Algunos niños estaban vestidos de ángeles y pastoras, quienes se acercaban junto a los adultos para tocar a la sagrada imagen y así pedir su bendición.