Ana Úzcategui | La Prensa de Lara.-& ;En un país que ya venía arrastrando una emergencia humanitaria compleja y con una paralización total de la economía, comer y comprar medicinas, se convirtió en una odisea sobre todo para los pensionados, cuyo único ingreso es un salario mínimo o los bonos vía Carnet de la Patria que no llegan ni a tres dólares.
Alida López de 68 años vive en carne propia esa realidad. «Antes del aumento que declaró Maduro lo que cobrábamos era 250 mil bolívares, la semana pasada no me alcanzó ni para comprar dos harinas», contó, indicando que depende de la ayuda de su hija.
Actualmente ni cobrando su pensión que son 470 mil bolívares mensual, podría comprar un cartón de huevos, que tiene un precio de 650 mil bolívares en el mercado Terepaima. Según el Banco Mundial, una persona en pobreza extrema es aquella que devenga dos dólares diarios, y en Venezuela, los adultos mayores cobran de pensión 3 dólares mensual.& ;
Por su parte, la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), en febrero de 2020 indicó que la escasez de medicamentos en el país era del 80%, el panorama empeoró con la cuarentena. Gerardo Pastrán, de la ONG católica Projumi, señaló que desde un jarabe de la tos, hasta las pastillas más demandadas como Losartán para la tensión, tuvieron un incremento de hasta un 1000%.
droguerías y laboratorios de conseguir combustible y garantizar el transporte está generando su encarecimiento y desabastecimiento en el mercado.
«Es una locura; un jarabe para la tos que costaba en marzo 70 mil bolívares hoy supera los 300 mil. el Losartán, podía costar 25 mil bolívares, hoy en algunas farmacias piden 400 mil bolívares, y los complejos vitamínicos que valían 220 mil bolívares en algunas farmacias del centro superan el millón de bolívares», dijo Mirían Castillo, consultada.