M. Sosa / G López LA PRENSA.- Con cariño y orgullo los torrenses conmemoraron el primer año de la desaparición física del guitarrista del mundo, el maestro Alirio Díaz.
Luego de la eucaristía, en la Iglesia Coromoto de Carora, se realizó una visita al mausoleo donde se encuentran los restos del insigne maestro, realizando un acto protocolar a cargo de la profesora Haydee Barrios, coordinadora de la Fundación Alirio Díaz.
El homenaje fue tan emotivo que participaron familiares y personalidades cercanas al maestro. Todos los asistentes recordaron las piezas preferidas por Díaz, en un recital entre los acordes de cuatros y guitarras. Melodías que conmovieron, bajo la interpretación de los miembros del grupo Brecha.
Se recordó toda la vida de este insigne caroreño, reconocido en el mundo por su magistral ejecución de la guitarra clásica. Imprimía la pasión de ese sentir por la prosa, vuelta canción. Piezas musicales que le valieron la distinción de otros maestros universales. Toda una vida consagrada al escenario, fundido entre piezas que quedaron de legado de quien ubicó a Venezuela en el sitial de los máximos representantes de la guitarra.
A pesar de su fama mundial, Díaz nunca olvidó a su terruño Carora, con las atenciones y amor de doña Consolina, sin desprenderse de su inseparable guitarra, cuyos acordes siempre terminaban interpretando el vals “Palomita blanca” de Vicente Emilio Sojo, mientras descansaba en su chinchorro bajo la fresca brisa del frondoso cotoperís en el centro del patio de su recinto.
La semana de las actividades en honor al maestro Alirio desde la fundación que lleva su nombre terminaron con una ponencia a cargo del profesor Alirio Álvarez y otro ciclo de conferencias impartidas por Fernando Briceño, escudriñando sobre la vida del maestro. Ambos encuentros tuvieron el magistral cierre con el inolvidable repertorio en recitales de guitarra por caroreños.