Guiomar López | LA PRENSA DE LARA – Su cara brilla de sudor y el hambre comienza a atacar. Ya era casi mediodía y Kiormys Galindez estuvo caminando por la avenida 20 de Barquisimeto. Llegó bien temprano desde Río Claro, pero las cuentas no le cuadran para adquirir los estrenos para sus 2 hijos y 3 nietos. Solo los más pequeños tendrán un detalle de regalo y aún así, no llega al aproximado de $ 100.
Otra señora, apura su paso, justo cuando su pequeño niño le señala un llamativo conjunto infantil. «¡Te lo dije antes de salir: ¡vamos es a mirar! Así se encuentra la mayoría de ese gentío que colapsa el centro. Entran a las tiendas, miran, preguntan y hasta tocan las prendas. Una alegría de tísico para vendedores, que empiezan a acostumbrarse a tanta preguntadera y sin definirse para llevar todas las piezas solicitadas. Solo les queda la esperanza, de verlos regresar luego de cazar ofertas entre buhoneros, tiendas de ropa y zapaterías. Sino esperar hasta la próxima semana, con las compras de última hora.
Los remates en mesones, apenas tienen las pantaletas tradicionales o con ciertos defectos de manufactura, a $ 0.5. Las letras de ofertas de pantalones, son más gruesas cuando ofrecen a $ 9 y siendo una mínima diferencia del estandarizado precio mínimo de $ 10 por jeans. Toca hurgar para ubicar blusas a $ 10.