Osman Rojas D. | LA PRENSA de Lara – Acostado en una de las servocunas del área de neonatología del Antonio María Pineda está un bebé. Es niña, se presume por el color rosa de su manta, los médicos la han aislado porque tiene tamaño y peso por debajo de lo normal. Parece sietemesina pero cumplió con los nueve meses de la etapa de gestación.
«Pesa 2 kilos y 100 gramos, 400 gramos menos de lo que establece la Organización Mundial para la Salud (OMS) para calificar como un bebé sano» explican las enfermeras del área que se turnan para ver a la que en pocos días se ha convertido en la princesa del servicio. El peso no es lo único que está por debajo de lo saludable. Los parámetros internacionales reconocen como normal a un bebé que mida entre 46 y 53 centímetros, pero la consentida del servicio midió tan sólo 44.
«Eso pasa porque no hay una buena alimentación durante el embarazo«, comentan desde el servicio de maternidad, lugar en donde han visto como 7 de cada 10 bebés nacidos en el Antonio María Pineda tienen problemas con la talla y el peso.
«Recibir a un niño con problemas de talla y peso es muy frecuente. Es lo que cuando la madre tiene mala alimentación, sin la realización de un eco, con un mal control prenatal y sin consumir ningún tipo de vitaminas«, explica Armando Garrillo, médico ginecobstetra.
El especialista refiere que la situación país sería el detonante principal para empezar a explicar la cantidad de bebés malnutridos que nacen en los centros públicos y es que, los estándares internacionales, establecen que las mujeres deben consumir, al menos durante los primeros tres meses de embarazo, un promedio que va de mil 500 a mil 800 calorías por día, algo que no se está cumpliendo en los momentos actuales.
«Hay mujeres embarazadas que se acuestan sin comer. Todo esto genera serios problemas en el desarrollo del bebé porque no hay nutrientes que impulsen su desarrollo. El consumo de proteína animal es vital en estos casos pero en las calles vemos cómo la gran mayoría de personas han dejado de comer carne, pollo o pescado y eso afecta la etapa de gestación», sentencia.
Lo que más preocupa a los especialistas es que el proceso de recuperación de un niño con problemas de malnutrición no se cumplen. Lo normal es que el recién nacido se alimente durante los primeros seis meses de vida con lactancia materna, pero si la madre también tiene problemas de nutrición el bebé no será alimentado de forma correcta. Esto condena al infante a depender netamente de fórmulas maternas pero el costo que estas tienen en el mercado (300 mil bolívares en promedio) impide su consumo.
«Si a duras penas hay plata para comer de dónde se van a comprar fórmulas lácteas. Es realmente desolador el panorama para los niños porque ellos empiezan a ser mal alimentados lo que termina condicionando su desarrollo», comenta el doctor René Rivas, presidente del Colegio de Médicos en el estado Lara.
Además de los problemas de talla y peso un bebé que nazca con problemas de alimentación es propenso a sufrir enfermedades condicionantes como la diabetes o la hipertensión.
«Los niños que están naciendo no son niños sanos. Son niños que representan a la generación de la crisis. Que llegan a desarrollarse en un país que no ofrece las condiciones mínimas para su desarrollo», concluye el especialista.
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