viernes, 22 noviembre 2024
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En 30% baja matrícula en universidades

Isabella Delgado | LA PRENSA.- Las casas de estudio se quedan sin futuros profesionales. La matricula de la Upel y Ucla han registrado un descenso de un 30% en menos de dos años. La crisis socioeconómica y las deficiencias en la prestación de los servicios de comedor, transporte y el pago de las be­cas y ayudantías se perfilan co­mo las principales causas de la fuga de talento.

En el Instituto Pedagógico Barquisimeto (IPB) de la Upel, la matricula descendió de 10 mil a 7 mil estudiantes, un ba­jón no tan fuerte que el de la institución al nivel nacional, que perdió el 50% de una po­blación de 50 mil estudiantes.

Nelson Silva, decano del IPB, detalla que las estadísticas también indican que de los alumnos inscritos, el 40% se ausenta con continuidad.

En el pedagógico basta con caminar por sus pasillos para notar el declive. No hay mucho ruido ni alboroto. En las plazo­letas y pasillos principales se ven sentados contados grupos de alumnos. Siempre hay ban­quitos libres en “horas pico”, algo impensable en épocas pa­sadas.

En los salones los pocos asistentes arriman los pupitres hacia el profesor, y dejan atrás en montón que solo está lle­vando polvo. “De los 20 que empezaron conmigo la carre­ra, solo quedamos 4. Se ha ido mucha gente. Hay muchos que vienen una vez a la semana nada más porque no tienen plata”, confirma Oskaris Garcí­a, estudiante de educación in­tegral del IPB.

La matricula de la Universi­dad Central Lisandro Alvarado (UCLA) también bajó en un 30% en menos de dos años. La reducción fue de 25 mil estu­diantes a 17 mil, aseguró Nelly Velázquez, vicerrectora acadé­mica.

Autoridades y estudiantes coinciden en que las fallas de las providencias estudiantiles, causadas por un presupuesto deficitario y desembolsos tar­díos, han sido determinantes.

La Upel IPB tiene un año sin comedor porque ningún con­sesionario quiere pagar el precio por bandeja que el Gobier­no ofrece (Bs.113) y solo cuen­ta con 6 autobuses propios para el transporte. En el caso de la Ucla, solo están habilitadas 50 rutas de las más de 400 que prestaban el servicio y el comedor funciona de forma intermitente.

Los recursos financieros para el pago de becas también ha presentado retraso y aún no se han homologado a 8 mil bolívares, montó aprobado por el presidente Nicolás Maduro el 28 de mayo.

“Todas estas fallas en las providencias influyen. Los servicios se han disminuido. Muchos estudiantes dependen del comedor y transporte, si no
hay no pueden venir. Son servicios indispensables”, destaca Velázquez.

Al no tener providencias, es­tudiantes que no tienen dinero para cubrir la comida y transporte de toda la semana se quedan en sus casas. Otros han desertado para poder trabajar y ayudar a sus familias a cubrir sus necesidades básicas, cuentan consultados.

Las matriculas de especialidades como contaduría, administración y análisis de sistema de la UCLA son las únicas que se han mantenido porque ofrecen horarios nocturnos que le permiten estudiar y trabajar.

“Es realmente preocupante, porque ningún país ha salido de la crisis sin educación. Y sin estudiantes no hay universi­dad. Ahora más que nunca debemos ser pilar de la sociedad y apostar a la educación”, des­taca Silva.

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