El turismo astronómico puede ser un gran aliado para los prestadores de servicios turísticos, como actividad alternativa que permite familiarizar a niños y adultos con la astronomía. Ofrece la vinculación directa con las ciencias puras, valoración del infinito que puede ofrecer el universo y el interés por contemplar sus diversos fenómenos. La Asociación Larense de Astronomía (ALDA) se aproxima a sus 40 años y se enfoca en la difusión del conocimiento que sensibilice al cuidado del planeta.
«Guiar miradas al cielo» se escucha tan sencillo, pero puede resultar una experiencia inolvidable teniendo la debida orientación de un especialista y estando desconectado de la rutina laboral o de estudios, en alguna posada de la entidad larense. Es la premisa que recalca Rhadamés Barroeta, guía certificado en turismo astronómico y representante de la Asociación Larense de Astronomía. Precisa que se puede ser más competitivo en esta área, si los prestadores de servicios lo tuvieran en consideración. Además de su masificación como una actividad regular en espacios públicos, acordes para la observación de las estrellas. Propone trascender de los tradicionales observatorios, tal como el Complejo Tayabeixo, ubicado en el Parque Nacional Cerro Saroche, en el sector Padre Diego, el que fue posible con apoyo de la Universidad Yacambú.
El representante de la Asociación Larense de Astronomía señala que las posadas en municipios foráneos de Lara, tal como en Andrés Eloy Blanco, pueden ser grandiosos escenarios para el disfrute de la astronomía, más allá del simple alojamiento. Tienen menos contaminación lumínica excesiva en la urbe, permiten ver un firmamento despejado con profundidad visual.
«Es una manera de unir a la familia, generar la curiosidad desde niños y jóvenes, además del reconocimiento del cielo nocturno como Patrimonio de la Humanidad, declarado por la Unesco en 2007». Hay que incentivar un mayor sentido de pertenencia, al conocer el planeta y los fenómenos astronómicos.
Jesús Guerrero, directivo y uno de los fundadores de la Asociación Larense de Astronomía, recalca que a través de la astronomía los niños se vinculan a la ciencia, empezando por las aproximaciones que conducen a las matemáticas y física, al conocer de la gravedad o velocidad, así como de la química. Además aprenden de geografía, del cuidado del planeta, de la contaminación lumínica en las ciudades que suele verse estético y normal, sin olvidar las implicaciones del cambio climático, como una preocupación universal.
Se puede tener éxito con un trabajo mancomunado entre los prestadores de servicios y guías certificados en turismo astronómico avalados por la Asociación Larense de Astronomía, planificando actividades en función del calendario de fenómenos astronómicos que puedan ser visibles, con la debida orientación. Barroeta indica ser enemigo de improvisaciones, se debe planear las actividades de acuerdo a las horas accesibles para la observación, para no perderse espectáculos como las constelaciones, alineación de planetas, lunas llenas, lluvias de estrellas, entre otros.
Son fenómenos que generan mayor actividad del observatorio Tayabeixo, pero también en posadas, así como en espacios públicos, como el Monumento Manto de María, aptos para una mirada panorámica nocturna del cielo. De allí, lo pertinente de las actividades de camping y hasta solicitar el apoyo de guardaparques.
Hablan de un servicio programado, marcado por el respeto de un itinerario para apreciar la inmensidad del firmamento.
Asociación Larense de Astronomía aboga por formalizar la exposición
Cuando explican sobre socializar desde el turismo, destacan la conformación de estaciones que permitan tener a la mano binoculares, telescopios para mayor exactitud y la observación a ojo, de acuerdo a la amplitud del fenómeno astronómico a ver o simplemente las estrellas. Explicar la historia con sus leyendas, la mitología desde la óptica de diversas culturas, eso generará más curiosidad en los futuros aficionados, tendrán más interés. Son temas para la interacción, partiendo de las dudas e inquietudes de los participantes.
Luego de esa narración inicial, sin enfrascarse en datos técnicos que suelen generar confusiones o aburrimiento, se concentran en la evolución del cielo. Además de mencionar los datos curiosos, como personajes que no fueron conocidos por sus aportes a la difusión de esta ciencia, tal como Andrés Bello que fue autor de un libro sobre cosmografía, considerado como un gigante de la astronomía y que generalmente sólo se reconoce como un educador e intelectual.
Tal acercamiento hace más atractiva la historia y genera interés de seguir descubriendo, sin tener límites y gozar de una programación regular para espacios públicos, además de propiciar más encuentros en los lugares convencionales, como el Observatorio Tayabeixo en Cerro Saroche, que va más allá del enorme telescopio. Ajustar la infraestructura a la posibilidad de alojamiento, facilidad de baños y demás servicios que garanticen la seguridad de quienes tengan interés de acampar.
La atención al público y efectividad de su llamado dependerá del tipo de abordaje y de que se entienda el valor astronómico que se le puede dar al turismo. Una comprensión que empieza por esa iniciativa de prestadores de servicios, que vean como aliados a estos guías certificados para enaltecer el turismo.