Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Esos estímulos que no sabemos de dónde vienen, fueron aprovechados por el artista José Ignacio Alvarado para darle forma a su concepto de «La kinestesia del alma». Una muestra que será inaugurada mañ;ana a las 11:00 a.m., abriendo el ciclo expositivo de noviembre en la Galería de Arte Nacional (GAN) de Caracas y demostrando esa sensibilidad a flor de piel, entre el juego de formas, figuras y volúmenes que inspiran la percepción desde el alma.
El maestro caraqueñ;o con una vida artística de cuatro décadas y familiarizado en Barquisimeto, recibió al equipo de La Prensa en su residencia. Un aposento con aires de museo, que aprovecha la iluminación natural para resaltar varias obras de diversos formatos. Transmite esa pasión de sentirse orgulloso de llegar a la casa grande del arte con 60 obras, luego dos añ;os de arduo trabajo y presentar el proyecto que la puede hacer itinerante en otros países, al concretar conversaciones.
Agradece el apoyo de su hija Andrea Ignacia Alvarado, quien es una de sus cómplices en su carrera artística y confiesa que se interesa en los estímulos, para llevarlos a sentimientos. «Es una reacción humana de acuerdo a los sentidos, que transporta a situaciones desde la intervención del alma», señ;ala del desarrollo de su muestra y con la intención de compartir la osadía en el amor, alegría y tristezas mediante las formas moldeadas a partir de las emociones.
Interacción presente
Su invitación es muy atrevida y los espectadores trascienden desde el ingreso. Desarrolló una instalación denominada «Kinestesia» para recrear una bienvenida que introduce a la obra y sentir los sonidos de elementos colgantes, valiéndose de tubos de aluminios y plomos coloridos. «Cada persona transformará dichos sonidos en sus melodías», adelanta luego de valerse de partes de andamios y demás elementos a menos costos y más manejables. Un formato que materializó a gran formato de 3 metros.
Su carrera tiene como base la arquitectura y la humaniza refugiándose en la escultura. Es tan inquieto que no se conforma con levantar simples estructuras y toma del arte, esa transición desde lo abstracto paseado por la vanguardia que despierta estímulos. Crea un universo que toma rasgos del abstracto de Alejandro Otero, el movimiento de Jesús Soto, la interpretación cromática de Carlos Cruz-Diez, la frescura del paisaje de Armando Villalón, entre otros máximos representantes de la plástica.
Tanto su mente, como sus manos son inquietas, tal como lo indica su estudio, donde tiene varios caballos, toros, Divina Pastora en diversos formatos junto a esas cintas de aluminio que no saben de diseñ;o gráfico, sino que van cobrando volumen y llevadas a las proporcio
«De las obras urbanas, me encanta la interacción con la gente y que se identifiquen con ella», señ;ala complacido el autor de obras como «La rapidez del amanecer» concebida a partir de dos caballos en la avenida Ribereñ;a, cerca del distribuidor Bellas Artes. Además de su inspiración para levantar en una sola cinta ondulante, los 100 añ;os alusivos a la cardiología y que se encuentra en Ascardio, a partir de un inmenso corazón que trae acuestas ese centenario. Son obras que se ubican en Caracas y Barquisimeto, además de las peticiones particulares para residencias, establecimientos y otros.
Siempre insinúa y con toda la intención, tal como se aprecia en su colección «Fe», sostenida desde elementos que la gente se apropia de ellos y puede apreciar un bastón junto al sombrero, para terminar de asumir a la imagen de la Divina Pastora. Es reconocer desde lo interno, de acuerdo a las creencias en Dios, la virgen y otros.
Se complace de compartir sus conocimientos con esa nueva generación de artistas que forma la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), a quienes imparte la cátedra «Escultura experimental» de los últimos semestres de la carrera. Los deja ser libres a través de ejercicios de cómo interpretar el arte, partiendo de maestros y tomando un poco de cada uno para definir un estilo propio.