Redacción | LA PRENSA DE LARA.- En América Latina y el Caribe hay cerca de 19,1 millones de niños, niñas y adolescentes con discapacidad, 1 de cada 10, según datos recientes de Unicef. Algunas formas de violencia, maltrato y discriminación son una experiencia demasiado frecuente en sus vidas, incluyendo el acoso verbal (físico y psicológico), la negación de oportunidades (discriminación), el rechazo y un sinnúmero de barreras (omnipresentes en la infraestructura, la comunicación, las metodologías de aprendizaje, las oportunidades de participación) que los conduce al aislamiento y el dolor.& ;& ;
La doctora, Angélica Torres, de la Fundación «Sólo Faltas Tú», señala que estas formas de maltrato se dan tanto en el entorno familiar, como en escuelas, en instituciones donde acuden por tratamientos, esto ocurre incluso en la comunidad.& ;& ;
Las niñas, niños y adolescentes con discapacidad son más propensos que otros al acoso y la discriminación por diversas causas, entre ellas, el estigma y las representaciones sociales fuertemente negativas que aún tienen las discapacidades, según confirmó una consulta recientemente realizada por Unicef en América Latina y el Caribe.
«Los niños con discapacidad sufren actos de violencia con una frecuencia casi cuatro veces mayor que los que no tienen discapacidad, según una revisión realizada por la Organización Mundial de la Salud», dice Torres.& ;& ;
Los resultados de la revisión indican:
1. Los niños con discapacidad son víctimas de alguna forma de violencia con una frecuencia 3,7 veces mayor que los no discapacitados; víctimas de violencia física con una frecuencia 3,6 veces mayor; y víctimas de violencia sexual con una frecuencia 2,9 veces mayor.
2. Los niños cuya discapacidad se acompaña de enfermedad mental o menoscabo intelectual son los más vulnerables, pues sufren violencia sexual con una frecuencia 4,6 veces mayor que sus homólogos sin discapacidad.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
La doctora Torres explica que los factores que determinan que los niños con discapacidad tienen un riesgo mayor de ser víctimas de la violencia son el estigma social, la discriminación y la ignorancia con respecto a la discapacidad, así como la falta de apoyo para las personas que cuidan de ellos. «La vulnerabilidad frente a la violencia aumenta cuando los niños con discapacidad son recluidos en un establecimiento sanitario. En estos y otros entornos, los niños con dificultades para comunicarse no pueden denunciar los malos tratos», precisa.
Los niños con autismo suelen ser blancos fáciles del maltrato infantil. Se estima que son maltratados o intimidados más a menudo que los niños con otras discapacidades o aquellos que no tienen una alteración del desarrollo. Según una encuesta realizada en Estados Unidos, entre el 44 y el 77% de los niños con autismo son acosados al menos una vez al mes.
Torres lamenta que este sea un problema frecuente y que esté relacionado con sus dificultades para comprender el mundo que les rodea y sus comportamientos poco comunes, lo que les convierten en el centro de burlas y agravios. «Sus problemas para comunicarse con las personas que les rodean allanan el camino a los maltratadores, ya que saben que probablemente no les denunciarán», dice.
A esto se le suma que los pequeños con autismo se enojan más ante una intimidación o burla que los otros niños, lo cual exacerba la intensidad y frecuencia de las agresiones, con los consecuentes efectos dañinos a largo plazo. El hecho de que cuenten con pocos recursos psicológicos para enfrentar los problemas cotidianos los vuelve aún más vulnerables a sufrir los efectos negativos del maltrato infantil.
¿Cuáles son las consecuencias del maltrato infantil en los niños con autismo?
Las consecuencias van más allá del impacto a corto plazo que pueden tener los golpes, empujones e incluso las burlas. Por lo general, los pequeños que son víctimas del maltrato experimentan un marcado deterioro en sus relaciones sociales y su esfera de intereses, a la vez que se deteriora su autoestima y se sienten más inseguros y temerosos. Sin embargo, en el caso de los niños con autismo las consecuencias suelen ser mucho más intensas y duraderas debido a su gran vulnerabilidad y sensibilidad. Algunas de las consecuencias más comunes son:
1. Se acentúan las alteraciones emocionales: un estudio realizado en la Universidad Estatal de Luisiana encontró que los niños con autismo que son víctimas del maltrato infantil muestran tasas de ansiedad comórbida y otras alteraciones emocionales más altas que sus pares sin el trastorno.& ;
2. Se exacerban las conductas disruptivas: una investigación llevada a cabo en la Universidad de Estambul, en una clínica de autismo infantil en Turquía, analizó la conducta de un grupo de niños y jóvenes que habían sido víctimas de experiencias traumáticas significativas, desde violencia física hasta abuso sexual. Se descubrió que los niños que habían sido maltratados mostraban una mayor hiperactividad y conductas disruptivas más intensas.
3. Se deteriora la comunicación: un estudio publicado en la American Journal of Mental Deficiency analizó el impacto del maltrato infantil en un grupo de niños con autismo y sus efectos a largo plazo. Los resultados mostraron que los niños que habían sido víctimas de alguna forma de maltrato infantil presentaban un deterioro en su funcionamiento social, sobre todo mermaba su capacidad para comunicarse y expresar sus ideas de forma verbal y extraverbal.
4. Se intensifica el aislamiento social: una investigación realizada en la Universidad de California en conjunto con otras universidades estadounidenses encontró que tras haber vivido una experiencia traumática, los niños con autismo suelen encerrarse más en sí mismos y aislarse de su entorno.
5. Aparecen ideas suicidas: un estudio japonés reveló que, si bien la depresión y las alteraciones del estado de ánimo son los precursores comórbidos más frecuentes en las ideas o intentos suicidas, convertirse en el centro de burlas o ser víctima del maltrato infantil aumenta tres veces las probabilidades de que un niño con autismo piense en el suicidio.& ;
¿Qué ocasiona el acoso y maltrato en el niño con autismo en el ambiente escolar?
La doctora Torres señala que el colegio debería de ser siempre un espacio seguro los niños. Sin embargo, para un elevado porcentaje no es así, pues la escuela se ha convertido en un lugar donde reciben continuamente maltratos y abusos por parte de sus compañeros. «Hoy en día, hay una gran cantidad de niños que no quieren acudir a la escuela por miedo, miedo a ser acosados por sus propios compañeros y compañeras. Nuestra labor es acabar con esta situación y promover la inclusión, y en especial la convivencia de todos los alumnos dentro del centro educativo», ratifica Torres.& ;
Desde la Fundación Solo Faltas Tu explican que para evitar posibles situaciones de acoso escolar en alumnos autistas, es fundamental la concienciación, prevención y actuación activa por parte de todos los miembros que forman parte del sistema educativo. «Es necesario que la víctima sienta que no está sola, que puede acudir a nosotros siempre que surja alguna situación indeseada, y que también cuenta con el apoyo de sus compañeros y familiares», explica Torres.
Torres explica que la información veraz y la sensibilización de tres agentes son fundamentales para ayudar a los niños con autismo: alumnos, familiares y docentes. En el caso de los docentes deben de ser conscientes de que son uno de los pilares fundamentales de la educación de los niños y niñas, y por lo tanto, deben ofrecer las medidas más adecuadas y coherentes para que su educación sea lo más satisfactoria y beneficiosa posible.
Además es necesaria una actitud atenta que sea capaz de prevenir las agresiones con rapidez, adicional se deben potenciar los vínculos afectivos y la integración. «Los niños y niñas con TEA, al ser percibidos en muchas ocasiones como diferentes en el clima social y académico del aula, son elegidos en mayor grado como el objeto de maltrato por parte del resto de estudiantes», explica Torres.& ;
¿Cómo prevenir y trabajar en la superación del acoso escolar?
1. Aumentar la vigilancia y protección: El niño debe tener acceso a un profesor referente al que acudir para estas situaciones y con quien mantenga un contacto frecuente, para así potenciar la comunicación y resolver las dificultades que puedan surgir.
2. Convertir el patio en un espacio seguro: donde el juego sea lúdico y social para todo el alumnado, evitando los aislamientos.
3. Reforzar la actuación positiva del docente: (observar, no minimizar, potenciar el respeto entre compañeros, etc.)