Joelis Sosa | La Prensa.- Asqueados y con dolores de cabeza viven los niños, y todo el personal que labora en la escuela Coronel Genaro Vázquez, de San Jacinto.
Un desborde de aguas negras que ya tiene un mes en las afueras de la escuela se pone cada vez más insoportable. “A los niños se les pasa el hambre, al desayunar nos dicen que no quieren comer. Hasta piden no cantar el himno en la cancha porque no aguantan el olor”, lamenta Yinyer Delfín, docente de primer grado.
La podredumbre que se siente en toda la escuela no deja estudiar a los más pequeños, ahora están recibiendo clase solo medio turno. Los representantes pidieron suspender las actividades en una reunión que mantuvieron con los directivos del plantel, pero los mismos se negaron para evitar que se pierdan los alimentos que le distribuye el Sistema de Alimentación Escolar (SAE) al comedor.
Alberto Jiménez, subdirector encargado del plantel, cuenta que desde que inició el brote llamaron a Hidrolara que aunque se acercaron el pasado jueves no resolvieron. “Ellos vinieron y dijeron que se requería de una maquinaria que no tienen”, expresó.
Madres de los niños mientras esperan a sus hijos se tapan la nariz porque el mal olor les produce náuseas, la putrefaccción tiene las narices de más de uno perjudicadas. Rosa Rivero, abuela de uno de los estudiantes, dice que ya le arde la nariz y no aguanta el dolor de cabeza que el olor le ha producido.
Esta problemática no sólo perjudica a quienes forman parte del plantel, sino también al CDI del sector, pues el agua bordea toda la sede recorriendo la parte de atrás del mismo, afectando a quienes se encuentran en los cuartos de terapia intensiva. El agua piche también tiene afectado a vecinos del sector porque recorre cuatro de sus cuadras.