Luis F. Colmenárez | LA PRENSA DE LARA.- Al filo del peligro. En el sector tres del barrio Ciudad Bendita, ubicado en la parroquia Ana Soto, al oeste de Barquisimeto, las personas han perdido toda su tranquilidad ante la presencia de un enorme hueco que consumió la vía como si de un cáncer se tratara, colocando en situación de riesgo a 29 de las 400 familias que hacen vida en el populoso sector.
Fue hace siete meses cuando el peso de un camión que transitaba por la zona fracturó la polvorienta calle y generó un hueco, que con el transcurrir de los días tomó dimensiones exorbitantes.
Resulta que debajo del camino se encontraba la fractura de una tubería de aguas negras que comió la tierra y dio paso a una inestabilidad que terminó de colapsar con el paso de vehículos.
El hoyo tiene hoy día alrededor de cuatro metros de ancho y dos y medio de profundidad. La situación es tan alarmante, que el Cuerpo de Bomberos de Iribarren le ordenó a uno de los vecinos desalojar inmediatamente su vivienda, pues en cualquier momento podría venirse abajo, ya que las grietas han proliferado debido a los constantes movimientos de tierra.
Ángel Silva, su esposa y sus dos hijos, de siete y un año, respectivamente, se vieron en la penosa necesidad de abandonar el hogar que con mucho sacrificio levantaron para ir a vivir arrimados en la casa de sus padres.
«Ese hueco es muy grande, hasta un Transbarca se podría guardar ahí. Es necesario que Hidrolara tome cartas en el asunto y nos solucione esto, porque yo no puedo quedar sin casa», dice Ángel.
Días y noches han pasado y los entes gubernamentales no han tomado cartas en el asunto. Un nuevo hueco apareció hace dos semanas en el garaje de la vivienda de la familia Silva y eleva el riesgo de derrumbe.
La situación ha acarreado consigo un alarmante riesgo sanitario que amenaza directamente la salud de todos, y es que varios vecinos han comenzado a presentar problemas respiratorios e infecciones en los ojos, como fue el caso del señor Esnaider Silva, padre de Ángel, y que alega que gastó un dineral en tratamientos para poder recuperarse pronto.
El miedo ha arropado a todos los vecinos del sector. Y es que la mayoría de ellos tiene hijos y temen que en cualquier momento de juegos, la diversión y las risas se conviertan en caos y gritos.
«Es una situación que nos mantiene a todos con los pelos de punta y en alerta constante. No queremos que nuestros hijos caigan allí», dice Alexa Pereira, quien se desempeña como líder vecinal.
A pesar de que Hidrolara tiene conocimiento del calvario que enfrentan, cada vez que se aparecen en el sitio sólo toman fotos y dejan todo tal y como lo encontraron.
«Es necesario que nos den una solución, yo no puedo quedar sin un techo en el cual pueda vivir junto a mi familia porque no tenemos adónde ir», dice en medio de su desespero el señor Ángel.
Entre la 1 y las 3 de la tarde, el nauseabundo olor empeora. La intensidad del sol alborota el aroma que se deja colar hasta quedar impregnado en las fosas nasales de las personas, convirtiéndose en toda una tortura, que incluso llega a quitarles el apetito por el simple hecho de no poder disfrutar de su almuerzo como quisieran.
Servicios no llegan
La señora Alexa comenta, que en los 15 años que tiene de fundada la comunidad han contado con la lucha de una vecina que ha logrado obtener ciertos beneficios para los habitantes. No obstante, hay otros aspectos como la luz, el agua, el asfaltado e iluminación que han quedado en segundo plano y no han terminado de llegar.
El servicio eléctrico que tienen ha sido gracias a la instalación de tomas ilegales, que si bien tienen la aprobación de comunidades vecinas, han acabado con los pocos artefactos eléctricos que tienen, siendo las neveras y los televisores los más afectados.
Asimismo, viven en total sequía, ya que el vital líquido sólo dice «presente» en sus hogares un día a la semana y cuando aparece dura cuando mucho una hora, tiempo que se les hace corto para poder llenar los tanques que les permite tener reservas para al menos una semana.
Todos se ven obligados a hacer el sacrificio de cargar pesados tobos de agua desde zonas vecinas o pagar camiones cisternas que desangran sus bolsillos por el elevado costo que tienen.
Alexa hace énfasis, en que como líderes de la comunidad han hecho todas las gestiones pertinentes para terminar de ver consolidados los diferentes proyectos que tienen; sin embargo, no ha habido respuestas.
Garantizan alimentos para los más vulnerables
La amplitud de los terrenos que rodean a la comunidad ha dado paso a un sinfín de proyectos que han ideado los vecinos para garantizar el bienestar de todos lo que allí hacen vida, especialmente aquellos que son considerados vulnerables.
El olor a tierra mojada y el roce de la brisa sobre la piel hace que cualquier persona que transite por la zona se transporte al campo y perciba la sensación que transmite el hecho de estar tan cerca de la naturaleza.
La siembra de caraota, maíz, yuca y quinchoncho se observa en la mayoría de los hogares que fueron construidos en el sector.
Los vecinos lo ven como una manera de garantizar el pan de cada día, en caso de que los días se tornen difíciles y no tengan recursos para hacer mercado.
La solidaridad es el principal motor del proyecto, todos trabajan bajo el objetivo de tenderle la mano a aquel que atraviese un duro momento.
En la zona comenzaron con la cría de ovejos, chivos, caballos, conejos y gallinas para tener la certeza de que en su mesa nunca faltara la proteína animal indispensable, sobre todo para los pequeños de casa.
Para ellos, sus siembras son algo sagrado, las tratan cuidadosamente y con cariño para que cada una de las cosechas se puedan dar.
Los vecinos piden a las autoridades regionales, como al gobernador, Adolfo Pereira y al alcalde de Iribarren, Luis Jonás Reyes, que les donen insumos y materiales de construcción para dar forma a los corrales en los cuales permanecerán los animales.
«No pedimos mucho, sólo lo esencial para poder trabajar», dice David Lugo.
Necesitan más instrumentos, como alambres para evitar que los animales acaben con los diferentes cultivos que con mucho esfuerzo y sacrifico han logrado sembrar.
Acondicionan terreno
La recreación y el deporte se encuentran entre las principales prioridades de la comunidad. Por tal motivo, en conjunto se han reunido para limpiar uno de los terrenos baldíos que los rodean para crear un espacio en el cual los más pequeños puedan practicar disciplinas, como fútbol, kickingball y voleibol.
El señor Marcos Astro ha trabajado con el insoportable calor e inclemencia de los rayos del sol sin importarle nada, sólo para que los muchachos puedan gozar de un lugar en el cual puedan disfrutar y reír a placer.
La cancha recibiría alrededor de 60 niños, con edades comprendidas entre los 4 y 12 años.
Piden al Gobierno donativos que van desde una máquina que limpie bien la zona hasta materiales y equipos deportivos, como balones y arquerías.