estos días, más allá de los misterios que introduce el hecho de que en la época se utilizaran distintos calendarios (tal como destacó Pedro B. Rey en una nota reciente), se cumplen 400 años de las muertes, entre abril y mayo de 1616, del bardo inglés, William Shakespeare, y del «manco de Lepanto», don Miguel de Cervantes. Se rinde homenaje a sus obras universales, pero pocas veces se recuerdan las condiciones en que trabajaron, un rasgo que los hace aún más monumentales.