Joelis Sosa | LA PRENSA.- El pequeño placer de disfrutar de una golosina en una bodega de cualquier comunidad en Lara se está acabando. La escasez y el alto precio de los productos tiene moribundos a estos pequeños comercios que surgían en casas familiares y que servían de un resuelve para muchas familias de sectores populares.
Las galletas, chocolates, saladitos y los acostumbrados caramelos se han dejado de ver en estos mini locales. “Todo subió de precio, antes compraba muchas cosas y las ofertaba en mi bodega, ahora es poco lo que vendo, he cambiado los dulces por refrescos y algo de papelería para mantener el negocio abierto”, lamentó América Rodríguez, quien está encargada de la bodeguita heredada de su padre y que tiene más de 30 años beneficiando a las familias de San Jacinto.
Rodríguez explica que al momento de ir a buscar cualquier dulce en los populares chinos de la 21 sufre porque debe escoger sólo algunos, sacando de su lista los chocolates, porque aclara que están muy caros; a diferencia de años anteriores cuando recargaba su negocio de chucherías.
Otro factor que ha complicado a los bodegueros es el poder adquisitivo de las personas, pues algunas “tienditas” ofrecían hasta embutidos, pero ahora familias compran sólo lo necesario para comer. Hay otros que se rehúsan a morir y optan por vender otras cosas, entre ellos huevos y verduras.
Yo vendo una caja de huevos diarios, este es un resuelve para las familias con esta situación y una ayuda para mí”, dice José Vázquez, que también vendía dulces y es por ello que ahora oferta más panes y huevos en su bodega para mantener sus puertas abiertas.
Explican consultados que los precios son los que los han obligado a dejar de ofrecer este tipo de productos, porque al momento de volver a invertir están al doble del que lo compraron y para ellos es pérdida total.
Hay otro tipo de bodegas que ofrecen productos como harina, café, mantequilla y azúcar en pequeñas bolsas, pero a precios no muy asequibles, pues bodegueros consiguen los precios revendidos.