Los gritos, los empujones y las peleas entre estudiantes dejaron de ser escenas aisladas para convertirse en un reflejo de la violencia escolar abierta que rodea a las instituciones educativas, así lo destacó Luisa Pernalete, docente jubilada de Fe y Alegría, y asesora del Programa Madres Promotoras de Paz, de esta institución católica.
Pernalete destacó que la violencia escolar abierta se manifiesta sin disimulo, en patios, pasillos y hasta frente a docentes. Agregó que esto ha crecido al ritmo de la desatención familiar, la falta de límites y la pérdida de espacios para el diálogo y la convivencia.
«Es importante que cada docente llegue a acuerdos con sus estudiantes. En una reunión hablen de la convivencia, de los límites que deben tener, de lo que no le gusta de la relación entre compañeros de estudios, luego de tener todos esos apuntes, llegar a acuerdos y hasta mostrárselos a los representantes», comentó.
El buen ejemplo de representantes y maestros es necesario para parar la violencia
Pernalete destacó que los docentes deben formarse para llevar una convivencia sana y en paz, enseñar a los estudiantes sobre los valores, como el respeto.
La profesora Laura Igarra, presidenta del Colegio de Licenciados de Educación del estado Lara, indicó que los docentes al presenciar estos conflictos inmediatamente debe convocar a los representantes para que asuman la responsabilidad del comportamiento.
«Muchas veces este tipo de violencia en las instituciones son reflejo de las conductas adquiridas en sus hogares», comentó Igarra.