El caballo árabe, una de las razas equinas más antiguas y valoradas del mundo, tiene una profunda conexión con la historia de España. La Reina Isabel II ordenó importar sementales de esta raza para «mejorar la cabaña equina española», una decisión que ha perdurado en el tiempo. Hoy en día, España es el único país que conserva 22 líneas genéticas directas de yeguas del desierto de Najed, manteniendo vivo este valioso linaje.
Reconocible por su elegante estructura, cabeza cóncava y cuerpo musculoso, el caballo árabe es famoso por su resistencia y adaptabilidad a climas extremos, cualidades desarrolladas a lo largo de 350 generaciones en una región que va desde el Mar Rojo hasta el Golfo Pérsico. Estas características lo hacen ideal para deportes como el Raid, donde su velocidad y aguante son cruciales.


Según expertos, el valor de estos animales varía mucho, y ejemplares con buen pedigrí y premios pueden alcanzar precios de hasta 34.000 dólares. Sin embargo, en el mercado de alta gama, los caballos árabes también pueden alcanzar cifras millonarias. Su valor no se mide solo por sus ganancias en carreras, sino por su belleza, su linaje puro y su potencial genético como sementales o yeguas reproductoras. Por ejemplo, el semental Marwan Al Shaqab es considerado el caballo árabe más valioso de todos los tiempos, con el valor de su progenie estimado en decenas de millones de dólares.
El caballo árabe es, además, la base genética de muchas razas modernas y la única considerada pura raza en su tipo. Su popularidad es tan grande que es la raza más extendida en el mundo.

