La fe por la Divina Pastora no se limita a su santuario, sino a esa reunión íntima en hogares de Santa Rosa donde resguardan la imagen de la madre de Dios, se unen en rosarios y piden en comunión más allá de cada 14 de enero. Se respira paz desde la sala de las residencias de las familias Piña Jiménez, Sosa Jiménez y Villanueva, pero con más fervor mariano en la novena previa a la salida de la Pastora de Almas de su terruño hacia Barquisimeto.
María Leonor Sosa de Jiménez, a sus 87 años se complace porque dedicó exclusivamente casi 30 años vistiendo a la Divina Pastora junto a María González y Yajaira Sánchez. Tiene una imagen en su habitación, a la cual agradece en cada amanecer y antes de acostarse, pero en la sala mantiene otra para toda la familia y donde se reúnen todas las noches con el rosario. Así la sienten más cercana y nunca olvidan que es uno de los motivos que los mantiene con salud y unidos en familia, así como dispuesta para cualquier vecino que necesite orarle.
Siguiendo por Santa Rosa, pueblo abajo, está Miriam Villanueva, sobrina nieta de Manuel Villanueva, quien confeccionó varios vestidos a la Virgen y mantienen una pequeña imagen con vestidos bordados a mano y con sus respectivas pelucas. Le cambian los trajes y la mantiene restaurada.
Mientras a pocos metros del santuario, Niurka Jiménez comenta que también dedican rosarios a la Divina Pastora que mantienen en su sala, le agradecen salud y piden por la tranquilidad en el país.