Anaís Mendoza | LA PRENSA.- “Abuela, ya voy subiendo para la casa a almorzar con ustedes”, le dijo a través de la última llamada telefónica de su vida, Alfredo Alejandro Asuaje Bello (18) a su abuela. En ese instante dos malandros a bordo de una moto le dispararon en la cabeza y, le robaron el teléfono, la gorra y los zapatos cuando iba llegando a su residencia, en la calle María Mendoza del sector II de Chirgua.
A la 1:00 de la tarde, “Alfredito” como le decían, iba subiendo una calle de tierra, como de costumbre sacó su celular y llamó a su abuela para decirle que tenía hambre y que ya estaba llegando para almorzar con ella y su abuelo.
El señor José Bello, abuelo del joven, contó que su esposa recibió la llamada de Alfredo, él le dijo que estaba cerca de la casa y mientras hablaban escuchó el disparo que le dieron los malandros.
“Mi esposa me dijo que escuchó el tiro, pero Alfredo no habló más y no colgó la llamada. Ella se quedó angustiada hasta que un vecino le dijo que, al parecer, habían matado a un muchacho ”, explicó el abuelo de “Alfredito”.
En ese instante la doña salió de su casa con mucho miedo, caminó una cuadra y encontró al joven tirado en la calle. Un testigo dijo que eran dos hampones que a bordo de una moto le dieron el tiro en la cabeza. En plena calle de tierra quedó bocabajo el cuerpo de Alfredo. Vestía una pantalón jeans y un suéter de color azul marino. Los familiares del joven se aglomeraron alrededor del cadáver.
“¡Mi brother, cómo te mataron! ”, gritaba con mucha fuerza y llanto un amigo de la víctima mientras lo abrazaba. El abuelo explicó que Alfredo era pelotero y que laboraba como caletero en el matadero. Era el mayor de cuatro hermanos. Acotó que desde niño vivía con él, quien además lo enseñó a jugar porque es instructor de béisbol.
Sin embargo, el móvil del crimen que manejan los detectives del Cicpc es que el asesinato de Alfredo se debe a una posible venganza.