Ana Gabriela León | LA PRENSA.- “Comer atún ahorita es complicado porque ya no se consigue la variedad que había antes en los anaqueles y de paso lo que se consigue es demasiado caro. Hay que pensarlo dos veces antes de comprar una lata de atún que cuesta casi dos mil bolos”, decía Rafael Polos cuando se le preguntó si estaba comprando atún de manera frecuente para su casa.
Los anaqueles de los supermercados están abarrotados de enlatados. Hay todo tipo de sardinas, pero un solo tipo de atún se consigue en los pasillos.
Marcas como Eveba, Margarita o Paraguaná han desaparecido de los anaqueles, mientras que las menos conocidas como El Norteño están acaparando los espacios de las estanterías de los supermercados. Esta marca sólo vende atún sólido en dos tamaños uno de 140 gramos que sale en Bs. 1.518,49 y el de 380 gramos que cuesta Bs. 2.981,72.
Ante la falta de variedad y el alto precio del atún enlatado, los usuarios han dejado de comprarlos y como consecuencia en los anaqueles siempre se ve el rubro, pero por la falta de ventas.
“En mi casa nos encanta el atún, pero desde que subió de precio no volvimos a comprarlo. La última vez que comimos fue el año pasado, como para estas fechas. No compramos más porque dejamos de encontrar la marca de nuestra preferencia”, decía Eglis Parra, quien especificó que su marca favorita de atún era el Margarita, pero al no encontrarlo o tener que hacer largas colas para poder conseguirlo dejó de comprarlo.
Los pescados en general aportan vitaminas al cuerpo que son indispensables, sin embargo, los usuarios en general han preferido dejar de comprar tantos enlatados para irse a comidas más naturales porque con ellas aseguran mantenerse sanos a pesar de la crisis alimentaria que pueden estar viviendo en sus casas.
“Comprar cualquier cosa que está apareciendo en los anaqueles es difícil. El atún está muy costoso y de paso no hay casi variedad. Preferí comprar más vegetales porque aportan más nutrientes al cuerpo y contienen menos aceites y aditivos que son dañinos para el cuerpo”, manifestaba María Mendoza, quien dijo que sacar el atún de su dieta y reemplazarlo por vegetales u otros tipos de pescados fue más favorable porque al no tener conservantes le ayudaba a tener su cuerpo saludable.
“No compro atún desde hace mucho. La última lata que compré costaba menos de Bs. 500. Ahorita que está rondando los dos mil lo compro mucho menos. El atún no es una comida indispensable. Puedo comprar otros alimentos que llenan más como harinas, frutas o vegetales”, comentaba Julia Figueroa quien estaba cerca de María Mendoza y concordaba en que para el cuerpo es más saludable consumir comidas sin aditivos. Añadió además que para ella en años anteriores el atún era una comida que no podía faltar en su mesa.