Alexandra Peña | LA PRENSA.- Nueve horas de espera frente a un quirófano en Brasil. La angustia y la desesperación invadía la mente de Yeluth de Álvarez, quien hace 18 años puso su fe en Dios y la Divina Pastora cuando su hijo José Alejandro Álvarez fue sometido a una operación de corazón abierto por una cardiopatía
congénita precisamente un 14 de enero. Hoy su hijo tiene 18 y es su mayor inspiración para correr el maratón de la Pastora desde el año 2000.
“Un día encontramos a mi bebé, que había nacido aparentemente normal, que no podía respirar. Como pudieron le dieron respiración boca a boca y lo llevamos a la clínica, ahí estuvo cinco días en terapia intensiva. Cuando se pudo conocer el diagnóstico supimos que teníamos que operarlo”, narra Yeluth Álvarez.
Apenas con 20 días de nacido tuvo que ser trasladado a Brasil, único lugar en el cual le daban una mayor esperanza de vida para poder someterse a la cirugía. El 9 de enero fue sometido a un cateterismo para darle la fuerza necesaria de aguantar la operación. Luego un mes de recuperación en el cual hubo contratiempos en la salud del bebé que con los días fue superando.
“Puedo decir que es un milagro, siempre me aferré a Dios, al Divino Niño y a la Divina Pastora. Poco a poco le fueron distanciando las consultas de control y ahora hasta la cicatriz casi ni se ve”, recuerda Yeluth con la voz entrecortada de recordar los momentos difíciles.
Desde aquel entonces no ha parado de correr la carrera de los 14 de enero. Además que es una fiel amante del deporte, esta es una manera de agradecerle a Dios y la virgen por la vida de su hijo.
“He tratado de inculcarle la fe a mi hijo. Él sabe todo lo que pasó y ya llegará el momento que también la corra conmigo”, dijo.
Las demostraciones de fe hacen vibrar el asfalto de Barquisimeto todos los 14 de enero. Hace 30 años el señor Franklin Pacheco decidió agradecer a la Divina Pastora por lo que le había concedido. Padece de parálisis cerebral, pero venció todo pronóstico de no poder caminar.
Pasó 12 años de su vida sin poder valerse por sí solo. Primero en silla de ruedas, luego en andadera, pasó por muletas, pero luego las soltó y hasta fue parte de la selección de atletismo con discapacidad.
“Mis papás hicieron una promesa por mi salud. Yo la cumplo y ahora voy con un grupo de 30 personas”, dijo Pacheco quien además ha sido entrenador de atletismo.
A los 17 años formó parte de la selección del estado y de Venezuela. Corría los 100 y 200 metros de la división de parálisis cerebral en la categoría T37. En el 2007 fue parte del combinado tricolor en los Juegos Parapanamericanos además de un ramillete de chequeos internacionales.
“Mi devoción por la virgen es mucha, todos los años sin falta corro y espero seguir haciéndolo”, confiesa.
La fuerza y la fe es uno de los principales motores que mueve a los corredores cada 14 de enero. El deporte es una de las maneras de ofrecimiento. Algunos la corren, otros la caminan, van con sus familias en bicicletas, patines y hasta vienen de otros estados y países para correrla.