viernes, 22 noviembre 2024
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Maratón de fe por la Divina Pastora

Alexandra Peña | LA PRENSA.- Nueve horas de espera frente a un quirófano en Brasil. La angustia y la desesperación in­vadía la mente de Yeluth de Álvarez, quien hace 18 años puso su fe en Dios y la Divina Pastora cuando su hijo José Alejandro Álvarez fue someti­do a una operación de corazón abierto por una cardiopatía

congénita precisamente un 14 de enero. Hoy su hijo tiene 18 y es su mayor inspiración para correr el maratón de la Pastora desde el año 2000.

“Un día encontramos a mi be­bé, que había nacido aparente­mente normal, que no podía respirar. Como pudieron le dieron respiración boca a boca y lo llevamos a la clínica, ahí estuvo cinco días en terapia in­tensiva. Cuando se pudo cono­cer el diagnóstico supimos que teníamos que operarlo”, narra Yeluth Álvarez.

Apenas con 20 días de nacido tuvo que ser trasladado a Bra­sil, único lugar en el cual le da­ban una mayor esperanza de vida para poder someterse a la cirugía. El 9 de enero fue so­metido a un cateterismo para darle la fuerza necesaria de aguantar la operación. Luego un mes de recuperación en el cual hubo contratiempos en la salud del bebé que con los días fue superando.

“Puedo decir que es un mila­gro, siempre me aferré a Dios, al Di­vino Niño y a la Di­vina Pastora. Poco a poco le fueron distanciando las consultas de con­trol y ahora hasta la cicatriz casi ni se ve”, recuerda Ye­luth con la voz entrecortada de recordar los mo­mentos difíciles.

Desde aquel en­tonces no ha para­do de correr la ca­rrera de los 14 de enero. Además que es una fiel amante del depor­te, esta es una ma­nera de agradecerle a Dios y la virgen por la vida de su hijo.

“He tratado de inculcarle la fe a mi hijo. Él sabe todo lo que pasó y ya llegará el momento que también la corra conmi­go”, dijo.

Las demostracio­nes de fe hacen vi­brar el asfalto de Barquisimeto to­dos los 14 de ene­ro. Hace 30 años el señor Franklin Pacheco decidió agradecer a la Di­vina Pastora por lo que le había concedido. Padece de parálisis cere­bral, pero venció todo pronóstico de no poder caminar.

Pasó 12 años de su vida sin poder valerse por sí solo. Primero en silla de ruedas, luego en andadera, pasó por muletas, pero luego las soltó y hasta fue parte de la selección de atletis­mo con discapacidad.

“Mis papás hicieron una pro­mesa por mi salud. Yo la cum­plo y ahora voy con un grupo de 30 personas”, dijo Pacheco quien además ha sido entrena­dor de atletismo.

A los 17 años formó parte de la selección del estado y de Ve­nezuela. Corría los 100 y 200 metros de la división de paráli­sis cerebral en la categoría T37. En el 2007 fue parte del combi­nado tricolor en los Juegos Pa­rapanamericanos además de un ramillete de chequeos inter­nacionales.

“Mi devoción por la virgen es mucha, todos los años sin falta corro y espero seguir haciéndo­lo”, confiesa.

La fuerza y la fe es uno de los principales motores que mue­ve a los corredores cada 14 de enero. El deporte es una de las maneras de ofrecimiento. Algunos la corren, otros la ca­minan, van con sus familias en bicicletas, patines y hasta vie­nen de otros estados y países para correrla.

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