José Najul | LA PRENSA.- El Gobierno tiene devastados los sensores para captar el sonido del ambiente. En lugar de mantener una dialéctica con la realidad, deciden abstraerse de ella, y dar las mismas explicaciones de siempre, en una dinámica de acción y reacción que está minando sus propias bases políticas.
Lo señala el politólogo Radamés Graterol, quien considera que la negación del entorno, sumada a la muerte del liderazgo carismático y a la evaporación de las dádivas han provocado una crisis estructural en el chavismo.
Graterol, quien es consultor político, apunta que, quienes tenían apego, incluso desde las filas más acérrimas del chavismo, han comenzado a escindirse, calificándolos como un Gobierno ineficaz.
Sin embargo, el oficialismo estaría tratando de “imponerse rápidamente, estimulando el cerebro reptiliano de los venezolanos, y haciendo que, dentro de ellos, el temor pueda ganarle a la ira que sienten por los problemas que viven a diario”, al tiempo que busca la manera de imposibilitar la canalización de la ira popular a través de un mecanismo pacífico y constitucional.