José Daniel Sequera | LA PRENSA.- El bolsillo y el estómago de los venezolanos son golpeados por la galopante crisis que a diario se agrava. El incontrolable alza en los precios de los productos alimenticios pulveriza el salario de los ciudadanos, quienes tienen que ingeniárselas para poder comer.
“La cosa está tan dura que sólo se puede comer una vez al día, a veces una comida y media. Pero olvídate de la carne; sólo es yuca y granos”, confiesa Gustavo Flores, un obrero que semanalmente gana 250 mil bolívares y hace de tripas corazón para alimentar a su esposa y dos hijos.
Flores es el reflejo de millones de venezolanos que han bajado su calidad de vida y el poder adquisitivo por la galopanete inflación que tiene a un millón 800 mil venezolanos en situación de hambruna de acuerdo a Provea y la FAO, lo que ha desembocado en una pérdida de talla y peso generalizada.
El nutricionista Daniel Campos considera que ante este escenario, en Venezuela existe una “malnutrición por déficit”. “Por más que se sustituyan las proteínas de origen animal con granos, el nivel de nutrientes y calorías que estos poseen no son los mismos, pero las personas deben ajustarse a su realidad económica”, enfatiza.
Expertos en economía aseveran que es “matemáticamente imposible” para un venezolano que gana sueldo mínimo, lograr adquirir lo que necesita para comer, así como para medicinas o transporte porque “simplemente no alcanza”.
El salario sólo alcanza para un cartón de huevos, entonces ¿Cómo se alimenta el venezolano? Simple, no se alimenta y tiene que comer hasta una vez al día nada más, contempla el economista Diego Mendoza, al agregar que a esta situación se le debe agregar el impacto en los precios a nivel de medicamentos y productos de aseo personal.
Las pocas oportunidades para adquirir comida hace que, según el presidente de Datanálisis Luis Vicente León, venezolanos tengan que esperar por bolsas y cajas CLAP o donaciones de la Iglesia. Tal es el caso de Pedro Aguilar, pensionado, a quien le toca esperar mensulamente la caja CLAP. “Comiendo sólo dos veces al día, igual la caja no me llega a los 20 días. El resto de días tengo que aguantar hambre”, dice.