José D. Sequera | LA PRENSA.- Desde hace cuatro meses las ventas de la “calle del hambre” ubicada dentro del Complejo Ferial han estado pendiendo de un hilo después que en el estacionamiento de allí se instalaran más de 20 puestos de comida rápida.
Un pasillo de casi 100 metros, que en las noches y los fines de semana permanecía full, ahora es un espacio en el que sólo se puede ver 120 mesas vacías y 16 negocios -de viente-con sus santamarías bajadas.
Aunque dice tener “precios competitivos”, Alejandra Lima, dueña de “El Sabrosón”, asegura que es un milagro tener un día “bueno”.
“Hace cuatro años, que fue cuando abrí, vendía más de 100 pepitos diarios y hasta me quedaba sin comida. Ahora vender 20 pepitos es casi un milagro”, expresa con voz apagada mientras ve el pasillo, que se ve más vacío que función de cine temprana.
Esta galería gastronómica fue creada cuando la exalcaldesa Amalia Sáez inauguró el Complejo Ferial. En su mejor momento, todos los negocios de la galería estaban funcionando.
Después que Alfredo Ramos tomó el control de la Alcaldía, las condiciones de la galería fueron bajando poco a poco hasta que el año pasado, los puestos de comida que se encontraban en la avenida Libertador frente a Funrevi, los movieron hasta el Complejo Ferial.
Aunque Lima prefiere no “hablar mal” de los de estos puestos, la dueña de otro negocio de la galería dijo un dato bastante importante.
“Se les hizo la invitación para que ellos ocuparan algunos de estos negocios, pero se negaron. Pero ellos si vienen todos los días hasta dentro del Complejo y agarran agua en tobos para limpiar su mercancía”, precisa Cecilia Guevara, dueña de “Mix Gourmet”.
Otras razones por las que sus negocios les esté yendo mal es que los puestos que están a la vista del público, están cerrados y los que funcionan están en los extremos de los pasillos, muy lejos de las puertas.
“Cualquiera pasa desde la calle y creerá que están todos cerrados, pero no saben que aquí trabajamos y tenemos comida bastante buena”, agrega Guevara.
Conceptos distintos
Para quienes están en la “calle del hambre” del estacionamiento del Complejo Ferial no les es rentable ir hasta la galería por una razón: conceptos distintos de negocio.
“Hay personas que les gusta comer al aire libre, y quizás al ver que tienen que ir a un negocio pensarán que todo es mucho más caro”, dijo Gabriel Casanova, encargado del puesto de comida “El Compadre”.
Casanova asevera que quizás por cuestiones logísticas es mucho más fácil tener un negocio, pero “como eestamos bien”, comenta con una sonrisa.
Encargados y dueños confirman que las ventas en la galería gastronómica si han bajado desde que llegaron ellos hasta el complejo pero ya esa es una situación que se les escapa de las manos.
Richard Lucena, encargado de Rikikito’s llega a sentenciar que “allí adentro no se vende nada” y que esos negocios son “invisibles”, opinión compartida por otros “colegas”.
“Antes de nosotros llegar ya ahí estaban mal porque unos negocios habrían y cerraban, es decir no había continuidad”, precisó la cajera de Lomita Express, Hay-chett León.
Al final lo que ellos tienen planeado a corto plazo es “seguir trabajando” porque ya están haciendo “el punto” y no quieren perder los clientes que ya se ganaron.