María F. Hurtado | LA PRENSA.- Puré de papas con salsa de tomate es lo que reciben algunos niños en su escuela. Y es que con lo poco que llega a las instituciones públicas las cocineras se las ingenian para darle de comer a estos chamos que sin tener la culpa pagan las consecuencias de una descontrolada crisis económica del país.
En incertidumbre se mantienen las escuelas de educación básica al no saber cuándo es que llegará la dotación de comida que servirá de alimento para los niños de estas instituciones. Los docentes ruegan a Dios que sea más pronto que tarde porque hay estudiantes que cuentan sólo con la comida porque en sus casas no tiene nada que comer.
Más de 160 niños atienden en la Unidad Educativa San Antonio, y sólo una vez al mes les llegan los insumos que apenas les dura tres días cuando mucho.
“El 22 de febrero trajeron 1 saco de papa, 7 kilos de ají dulce, cebolla de cabeza, 1 guacal de tomate, 1 saco de naranjas y varias piñas de las cuales algunas venían podridas”, dijo Nancy Colmenares, subdirectora encargada. Lo que duró apenas 3 días y resolvieron con sopa de papas, naranja y trozos de piña.
Caso contrario se vive en la Escuela Bolivariana Terepaima, pues según la directora encargada, Riccy Gómez, el comedor funciona muy bien y cubre el 100 por ciento de la matrícula escolar.
Cada 15 días les llega su mercado. Aunque no siempre tienen víveres y verduras, ellos tratan de resolverle el almuerzo a los niños con lo que haya’’ el menú se realiza dependiendo de lo que llegue. “Ahorita estamos a la espera de ver qué es lo que nos tocará”, dijo la profesora Gómez.