Anaís Mendoza | LA PRENSA.- Nadie vio nada. Estaba oscuro, eran las 9:00 de la noche del viernes y los testigos huyeron cuando lo asesinaron de un disparo en la boca. Se trata de un joven de piel morena, de 22 años, cuyo cadáver yacía en el suelo de un playón en el Barrio Chino.
Kevin Medina Morillo trabajaba desde hace más de cuatro años en el Mercado Mayorista de Barquisimeto, (Mercabar) como caletero. Salió de su casa en la calle 12 de Cerritos Blancos, a las 4:00 de la tarde del sábado, se despidió de su esposa, con un beso y un abrazo y se marchó solo a Mercabar.
Al parecer Kevin tenía muchas amistades por el barrio Chino, una comunidad ubicada en las adyacencias del Mercado Mayorista. Ese lugar es conocido por ser bastante peligroso sobre todo porque por las noches es oscuro y solitario.
Pero al parecer esa situación a Kevin no le preocupaba, pues tenía muchas amistades las cuales formó desde que comenzó a trabajar como
caletero de Mercabar.
Así que el sábado se encontró con unos panas casi a las 7:00 de la noche, y decidió esperar en la casa de uno de ellos la madrugada para poder meterse en el mercado y comenzar a trabajar.Se fue a un lugar conocido como El Playón por donde pasa una quebrada donde se reunió con sus amigos y se puso a conversar con ellos.
Cuando el reloj marcaba casi las 9:00 de la noche, un tipo que llegó en plena oscurana, y al parecer sacó un arma de fuego, que se presume sea una escopeta y le disparó a quemarropa en la boca supuestamente delante de sus “panas”, quienes al ver lo que pasó huyeron del lugar despavoridos, y el matón hizo lo mismo no quedó nadie.
Estábamos en la casa, cuando alguien nos llamó y nos dijo que había matado a Kevin aquí en este lugar”, relata Ruth la hijastra del chamo.
La mamá de ella que es la pareja de Kevin, se desesperó al enterarse de la noticia así que también llamó a la madre de crianza de Kevin y se fueron hasta el barrio Chino con la esperanza de hallarlo con vida.
Cuando llegaron encontraron al chamo tirado bocarriba con un disparo en la cara, comenzaron a llorar desesperadas y lo tocaron para ver si respiraba.
“Comenzamos a preguntar, pero nadie nos decía nada, sólo que no habían visto nada y ni siquiera sus amigos se aparecieron para que nos dijeran cómo fue que lo mataron”, decía con asombro Ruth.
El lugar estaba muy solo, no había alumbrado y la calles estaban oscuras.
Teníamos miedo, llamamos a la policía, llegaron dos y se fueron”, dijo la hijastra.
El cadáver de Kevin quedó bocarriba, el joven vestía un pantalón deportivo de color gris, tenía una camisa verde y unos zapatos deportivos de color gris. Al parecer le robaron la portachequera con la que salió de su casa.
Al lado de la cabeza, había un gran charco de sangre, al parecer le dispararon con una escopeta porque la mejilla y ojo izquierdo se observaban desfigurados.
La esposa de Kevin no paraba de llorar, y la dama lo tomaba de las manos. Sus hermanos también lo acompañaron durante las 12 horas que el cuerpo duró en la calle.
“Kevin era un buen trabajador que todos los días madrugaba para el mercado, teníamos cuatro años viviendo juntos, por la casa era muy conocido, sin problemas con nadie”, insistía la esposa.
A las 10:00 de la mañana el Cicpc, llegó para hacer el levantamiento del cuerpo, y por la forma en que fue asesinado manejan el móvil del crimen como una venganza y de inmediato iniciaron las averiguaciones para dar con los responsables del crimen.