Osman Rojas | LA PRENSA.- El motor farmacéutico sigue sin arrancar. Ocho meses exactos han transcurrido desde que los militares se instalaran en el Antonio María Pineda y desde entonces, el déficit de insumos y medicamentos lejos de solventarse se agravó en la institución.
“Yo creo que el motor todavía no arranca”, dice de forma irónica el doctor Ruy Medina, director sectorial de salud en el estado, al ser consultado sobre la realidad del almacén en el Hospital Central.
“Los militares llegaron para evitar la fuga de medicamentos, pero si no tenemos medicinas qué se va a fugar”, cuestiona Medina.
El galeno asegura que ni siquiera la seguridad ha mejorado con la presencia de los uniformados en la institución.
“Nosotros no sabemos qué papel juegan los militares en el hospital. Las cosas siguen igual y en estos momentos cualquier cosa que me preguntes si tenemos en el central, te diré que no”, asevera el directivo.