Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Los llantos, balbuceos y gestos de alegría se juntaron en la novena «Amamantada sincronizada» que invadió de ternura el sábado al parque del Este, recordando la culminación de la Semana Mundial de Lactancia Materna y lo conveniente de la nutrición con la leche humana aunque se tenga un compromiso laboral.
La experiencia fue vivida por madres que llevaban en brazos a sus hijos entre uno a 11 meses, quienes escuchaban atentamente todas las indicaciones de Paola Linares, especialista en lactancia materna y desde la Fundación «Pasito de amor». Ellas estaban muy cómodas, algunas acompañadas por sus esposos o madres, sentadas en la grama y disfrutando de la frescura bajo la sombra de un frondoso árbol.
Se cumplió ese principio que reconoce el proceso de lactancia materna como un acto natural que se puede dar en espacios públicos. «Recordamos el lema de este año: Amamantar y trabajar es posible, por lo que insistimos en la importancia del debido banco de leche que evita sacrificar la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses«, explicó Linares, frente a un inevitable retorno laboral de la madre.
El grupo participante tuvo la particularidad de contar con experiencias de Merlin Jaimes que amamanta en simultáneo a sus morochos Joaquín y Alondra, de tres meses de nacidos. También con pediatras y ginecobstetras que se enfrentan a esta experiencia, más allá de la teoría y recomendaciones realizadas a sus pacientes.
«Me sabía la teoría, la que se estudia y se recomienda en consultas. Pero vivirlo es totalmente diferente«, admite María A. Aguero, ginecobstetra y madre de Alejandro.