Ana Uzcátegui | LA PRENSA de Lara.-& ;La crisis política en el país no encontró moderación este año, al contrario, la confrontación entre gobierno y oposición se acrecentó luego de que Juan Guaidó se juramentara como presidente interino de Venezuela. A pesar de lograr el reconocimiento de 54 países democráticos y de que Estados Unidos y la Unión Europea intensificaran las sanciones contra funcionarios venezolanos, el gobierno sigue detentando el poder.
Para el politólogo Germán Aponte, Guaidó tiene un poder simbólico, y el mantra que repitió en un año de «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres», quedó como una tarea pendiente. «El año turbulento que ha tenido al Asamblea Nacional se da porque el régimen la desconoce.
El chavismo ha resistido, pero quebrando la voluntad de las figuras más representativas de la oposición, por eso ha encarcelado al entorno más cercano de Guaidó, a través de sentencias emanadas desde el Tribunal Supremo de Justicia o sembrando la desesperanza por medidas aprobadas desde la Asamblea Nacional Constituyente, un poder que internacionalmente no es reconocido», indicó.
Aponte se refirió a los dos intentos de negociación política que lideró Guaidó este año, y catalogó de triste, el papel que este año jugaron los partidos minoritarios, que suscribieron un acuerdo con el gobierno. «Esos partidos no tienen representación ni respaldo en la oposición, demostraron lo que son, una minoría», expresó.
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