Ana Uzcátegui | LA PRENSA de Lara.- Son muchas las dificultades que deben enfrentar los venezolanos para adquirir gasolina, no solamente hacer colas que en muchos casos superan las 12 horas de espera, también la escasez de efectivo mortifica a los conductores para cancelar el incremento del combustible «subsidiado» que ahora tiene un precio de Bs. 5 mil el litro.
Julio Piñero es taxistas y contó que le tuvo que quitar prestado Bs. 150 mil a su hermano para pagar los 30 litros que le surtieron en la estación Zulia, en la avenida Libertador con 42.
«Muchas bombas no tienen punto de venta y el biopago no lo usan porque se quedan sin conexión, hay que buscar el efectivo en donde sea para no perder el cupo de distribución por terminal de número de placa», expresó.
En la bomba San Luis de la Zona Industrial II para agilizar el proceso de pago sus trabajadores contaban con tres puntos biométricos, las personas con cuentas en el Banco de Venezuela y Bicentenario o con Carnet de la Patria y petros podían cancelar con esa modalidad, sólo usando su huella dactilar.
En la bomba La Tinaja de la Florencio Jiménez había dos modalidades de pago, efectivo o pago móvil, un papel con los datos del encargado del lugar estaba pegado en cada surtidor para que los conductores pudieran cancelar.
En la bomba La Panamericana, en la Libertador, hay una taquilla donde pueden cancelar en efectivo, allí surten 40 litros por persona, equivalentes a Bs. 200 mil o aceptan un dólar.
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