LA PRENSA DE LARA.- Después de unos años aferrados a la idea de la presión diplomática internacional y las sanciones unilaterales a empresas estatales, funcionarios públicos y aliados de la coalición de poder que representa el señor Maduro, los partidos políticos del G4 deciden participar en el proceso electoral de noviembre para competir por alcaldías y gobernaciones.
Advertencia
Si está pensando que en este artículo va a encontrar «argumentos» del estilo: en dictadura no se vota, se vota, pero no se elige, no podemos legitimar al rrrreeeeegiiiiimeeeeen entre otras maravillas que se les ha ocurrido a los expertos de la «real politik». No siga leyendo, porque no los encontrará.
Lo primero es entender que la presión diplomática, las sanciones financieras, la presión social dentro del territorio y asistir a los procesos electorales no (se lee no) son excluyentes. Al contrario, requiere que los actores políticos de oposición dejen de verse la punta de la nariz (o su ombligo) y empiecen a dimensionar una estrategia lo suficientemente amplia y permeable para escalar su posición en el conflicto y tener poder relativo para obligar mejorar las condiciones institucionales en México.
Y si, la negociación tampoco es excluyente, en este punto, pienso que cuando el ex alto comisionado para los asuntos de América Latina Eliot Abrams decía «all options are on the table» se refería a los elementos que acabamos de describir.& ;
Así las cosas, el primer objetivo es que los actores políticos enfoquen sus esfuerzos para mejorar los niveles de participación. Antes de la declaratoria del G4 mostrando intención de participar en el evento de noviembre y el acto de contrición de Freddy Guevara reconociendo los errores cometidos, las encuestas mostraban una media de participación del 45%. Tendremos que esperar unos días para poder medir el impacto en la expectativa de los ciudadanos que la tarjeta MUD vuelva al escenario político electoral.
Hablemos de ese 45%
Lo primero es tener en cuenta que los señores de la Alianza Democrática tenían un par de meses en campaña y no habían logrado hacer crecer la intención de participación. De hecho, desde 2018 hasta la fecha, sus logros son 20 diputados a la Asamblea Nacional.
En el caso del municipio Iribarren, un escenario de participación con ese porcentaje le ofrece la posibilidad al oficialismo de ganar sin mucho esfuerzo la Alcaldía y asegurar la mayor cantidad de votos a la Gobernación del estado.
Alguien puede decirme con justa razón, que las encuestas también dicen que el candidato de la Alianza Democrática supera al candidato del oficialismo por mas de veinte puntos porcentuales. Ciertamente, eso dicen las encuestas, pero me atrevería a sugerir que revisaran el escenario de 2017, también el escenario 2018 para que terminen de entender que reconocimiento no implica en ningún escenario votos.
Además, llama poderosamente la atención que toda vez que empezaron a aparecer otras candidaturas el abanderado de la Alianza Democrática cae dramáticamente en las encuestas.
Imaginen todo lo que pasa solo con un 45% de intención de participación!& ;
Entonces teniendo en cuenta que ningún escenario es excluyente del otro y que el primer objetivo antes de pensar en cualquier otra cosa es aumentar los niveles de participación para tener posibilidades reales.
¿Qué& ;hace falta a los actores políticos para entenderlo?
Aunque no tengo la respuesta, me voy a atrever a sugerir lo siguiente.
A todos los actores que adversan al oficialismo les hace falta una estructura que les ofrezca la posibilidad de coordinarse con mayor efectividad. Con todas las criticas que podemos hacer a las extintas Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y la Coordinadora Democrática no puede negarse que gracias a esas estructuras tuvieron éxitos como el de 2015.
Todo lo escrito hasta aquí, deja entrever que lo estratégico es tener un mecanismo de articulación que los haga ver juntos ante la opinión pública, lo demás es cuento de camino. En el caso de existir dos o mas candidaturas por estado y municipio las expectativas de alcanzar gobernaciones y alcaldías caen un 70%
Para terminar, es menester entender y hacer entender que la política de tumulto ya no es efectiva para ganar adeptos, y mucho menos si acompañas esas acciones repartiendo quejas y culpas en los discursos.
Tampoco inviertan tanto tiempo queriendo tener la razón, en serio eso no genera nada en la opinión pública. Muestra de ello, los candidatos de la alianza democrática tienen de 2 a 3 meses quejándose y no han logrado levantar la intención de participación
En serio, no lo hagan.
Twitter: @doriam_gon