El ensañamiento predomina en los cuerpos abandonados en cementerios de Barquisimeto, entre los años 2018 y 2022. Son episodios que dejaron boquiabiertos a algunos sepultureros por la crueldad en cinco cadáveres, tratándose de personas que fueron asesinadas a golpes, por puñaladas y hasta un adolescente por arma de fuego con quemaduras por venganza o ajuste de cuentas. No sólo fueron crímenes, también hallaron con vida a una mujer y a un joven abusados sexualmente.
Son casos que dejan sin efecto aquello de descansar en paz del acostumbrado epitafio, cuando se han convertido en escenarios perfectos no sólo para cometer homicidios, sino para torturar previamente a las víctimas y los gritos desesperados de la persona no puedan ser escuchados. Los atacantes planifican que no sea ubicado el cuerpo o hayan transcurrido varios días, quizás meses. Algunos fueron lanzados en fosas para dejar menos posibilidades de conseguirlos y otros simplemente expuestos a la intemperie, con los rayos ultravioletas y ser devorados por animales.
El primer trimestre de 2018 estuvo marcado por este tipo de hallazgos en los cementerios, cuando a principio de febrero identifican a Alberto José Mujica, de 28 años de edad, en una fosa del Cementerio Municipal de Barquisimeto, al oeste de la ciudad, quien vivía en Carabobo y siempre acostumbraba a viajar al estado Lara.
Las piedras manchadas de sangre anunciaban algo aterrador y así fue como varios trabajadores empezaron a caminar lentamente, porque ya suponían que se trataba de un hecho macabro. Al acercarse, lo hacían mirando hacia los lados —tal vez pensando que los criminales los podían estar observando a lo lejos— y confirmaron lo que temían, se trataba de un hombre que había sido asesinado.
El cuerpo estaba tirado bocarriba, con sus piernas flexionadas como si fuese en posición arrodillado y se especulaba que pudo estar de pie mientras fue apedreado cruelmente. De hecho, en uno de sus brazos eran visibles los golpes. Su cara estaba muy ensangrentada y por eso su rostro quedó prácticamente desfigurado. Allí se apreciaba una urna, como si tuvieron la intención de tapar el cuerpo, pero no la acomodaron bien posiblemente por miedo a permanecer más tiempo y ser descubiertos.
El proceso de descomposición avanzaba y el personal comentaba la posibilidad de que hacía alrededor de dos días que lo habían asesinado. Vestía camisa azul, en la cual se apreciaban billetes en su bolsillo, blue jean con botas de seguridad. La fosa era de 2,50 metros de largo por 2 metros de profundidad.
A final de febrero, casi vuelve a repetirse la historia y con una escena tan parecida que volvía a centrarse en el cementerio nuevo. Ni siquiera había transcurrido un mes, cuando consiguen en otra fosa el cuerpo de Blajerson Rojas, quien se desempeñaba como estilista. Este joven, de 19 años de edad, también tenía signos de haber recibido múltiples golpes en todo su cuerpo y presuntamente pasaron dos días del asesinato hasta que lo encontraron.
Otro caso evidencia alto grado de maldad e insensibilidad, un trato sin piedad que deja la hipótesis de venganza. El criminal buscó el lugar más recóndito, un cementerio, para esconder a la víctima y que fuera hallada como osamenta.
Son episodios en los que los familiares se enfrentan al doble dolor, primero la incertidumbre de dar con su paradero estando como desaparecido y en pocos días, dar con el cuerpo abandonado como si se tratara de un animal. Es la prueba más fuerte para ellos, cuando deben identificarlos y muchas veces lo logran por la vestimenta. Un choque de emociones y tantas preguntas sobre los últimos instantes de su vida, así como del deseo por ubicar a los responsables.
Luego hubo un breve receso de estos homicidios y a finales de febrero de 2021 la tragedia reposa en el Cementerio Bella Vista. La víctima fue Luis Pastor Ramos Escalona, quien estaba en condición de calle y vivía en este mismo camposanto. Lo asesinan de tres puñaladas durante una riña con otro hombre desconocido y tampoco se supo del motivo de la discusión.
Este señor de 50 años de edad murió desangrado, estaba sin camisa por lo que sólo vestía pantalón y medias. Era oriundo de Guarico, población del municipio Morán de Lara y llevaba varias décadas sin hogar.
Encuentran a menor de edad en el cementerio
Impactos de balas y quemaduras presentó el cuerpo encontrado a principio de marzo de 2021. La mayor sorpresa era que se trataba de un adolescente, de 17 años de edad, quien estaba desaparecido y era oriundo de Quíbor. Su familia jamás sospecharía que su cuerpo iba a ser hallado en una fosa del cementerio nuevo.
El menor había salido apurado de su casa durante la mañana del martes 6, residía en San José de Potrerito del municipio Jiménez y se dirigiría hacia Barquisimeto, pero no tuvieron más información de él. El temor se intensificó cuando llegó la noche y desconocían su paradero. Sólo sabían que viajó para resolver unas diligencias.
Fueron horas interminables para sus familiares cercanos, quienes preguntaban a su círculo de amistades si tenían algún dato importante sobre él. Era un silencio total que terminó al día siguiente, porque en la tarde les tocó reconocer el cuerpo del joven. Lloraban cuando lo vieron inerte, efectivamente se trataba del joven de cabello teñido en tonos rojizos, vestía jean y camisa azul.
Sus padres no podían creer ni imaginarse el sufrimiento de su hijo, quien falleció a consecuencia de varios disparos y quemaduras en gran parte de su cuerpo. Tal ensañamiento dejaba la venganza entre las principales hipótesis de funcionarios del Eje de Homicidios del Cicpc.
Luego en junio de 2021, José Antonio Guanipa, de 63 años de edad, fue asesinado en el Cementerio Bella Vista. La agresión fue tan salvaje que recibió un golpe en la cabeza con una lápida de una de las tumbas, sufriendo heridas en el cuello y rostro, su muerte fue muy dolorosa.
Según información de algunas personas, él estaba ingiriendo bebidas alcohólicas dentro del cementerio y al poco tiempo, hombres sin mediar palabras, comenzaron a golpearlo hasta asesinarlo.