Gabriel Grisanti | LA PRENSA.- El cruento asesinato de Carlos Luis Valera Aguilar (27), uno de los 67 privados de libertad de la estación “Unión” de la Policía de Lara, ocurrido el martes a la 1:30 pm, causó espanto por el grado excesivo de violencia y saña con la que los internos se cobraron el robo de alimentos en el calabozo.
Versiones extraoficiales dadas a La Prensa por funcionarios dan cuenta de que otros internos pillaron a Valera Aguilar robando comida de otros reos. El joven, oriundo de Quíbor y con múltiples antecedentes penales, recibió la receta más aterradora por parte de otros reos en los calabozos.
Los internos primero le dieron una brutal golpiza y después le propinaron al menos 20 puñaladas en el torso y abdomen con cuchillos y objetos punzocortantes fabricados por ellos mismos de forma rudimentaria.
No conformes con esto, se afincaron al desprenderle la cabeza de cuajo, dejando a la vista su tráquea para después ocasionarle una incisión profunda que corre de arriba a abajo el lado izquierdo de su torso.
Luego le picaron trozos de carne internamente, parte del tejido adiposo hasta llegar al punto en que les resultara fácil extraerle los intestinos. Cinco fotos de la escena del crimen a las que tuvo acceso La Prensa muestran el reguero de sangre y partes internas del recluso colocadas en una bandeja plástica para alimentos. Otra gráfica muestra la cabeza colocada cerca de los brazos sobre un enorme charco de sangre.
Después de haber consumado el acto espeluznante, teniendo como principales espectadores a los demás detenidos, los asesinos procedieron a freír las partes y cuando ya las tenían listas, al igual que cocinados los restantes trozos de carne de Valera Aguilar lanzaron la amenaza que quien se atreviera a robarse la comida de otro nuevamente, correría con la misma suerte que él.
La intención era obligar a sus compinches en los calabozos a comerse los restos humanos que ya les tenían reservados en una olla y servidos en recipientes de plástico como si se tratara de un manjar de dioses.Pero se salvaron de atragantarse a la fuerza, porque funcionarios destacados en la estación policial “Unión”, irrumpieron en los calabozos con el propósito de realizar una requisa.
En ese momento, fue que encontraron su cuerpo desmembrado, sobre un amplio charco de sangre. A los lados, habían otras viandas transparentes y una plancha mediana de cocina.