Euseglimar González | LA PRENSA.- Eglis Barreto está sentada en un sillón de su casa, en su alrededor hay portarretratos de Wilgleidys, su hija, una de cuando se graduó de enfermera, otra es un collage con su uniforme y otras de con sus hijos. Suspira profundo al ver la fotografía que reposa sobre una mesa y es dedicada a la mujer que hace casi cinco meses fue asesinada.
Eglis abre la puerta de la casa y me deja pasar, después de unos minutos de conversación le pregunto qué sucedió el día que fue asesinada la enfermera.
—Yo no sé qué pasó, eran una pareja tan feliz.
—Se la pasaban juntos con los niños e iban para la playa. Hasta que ese día llegó y me mató a mi hija.
Deibis Asdrúbal Chirinos Arriechi era esposo de Wilgleidys y tenían 15 años juntos. Trabajaba como conductor vendiendo piñas. De la unión como pareja tuvieron dos niños uno de 12 años y una niña de seis años. Eran una pareja feliz, según lo que comenta la familia, pero desde diciembre comenzaron los problemas. Él supuestamente comenzó a celarla, eran unos “celos enfermizos”.
“El 17 de abril en la casa solo estaban mis nietos y mi hija, hermana de Wilgleidys. Ese día ella había salido de hacer guardia en la Policlínica de la avenida Los Leones”, relata.
Deibis andaba bien vestido, con una camisa y la cargaba por dentro. Vio al hermano de Wilgleidys y le dijo que iba a hacer unas diligencias.
Wilgleidys terminó a las 7:00 de la mañana del lunes su turno terminó y como era de costumbre se fue a la casa de su mamá en el sector Alambique, carrera 1 entre 1 y 2.
—Deibis la vio a ella en el ruta e hizo que se bajara. La traía a empujones por toda la calle del sector El Alambique. Llegaron a la casa y la llevó hasta el final, en el cuarto que ella tenía para descansar de sus guardias.
El hijo mayor de la pareja, de 12 años, se despertó cuando Deibis llegó junto a la enfermera, fue al baño a orinar y se regresó a la cama, pero una detonación lo despertó, además a su tía y hermanita, de 6 años.
—El niño me dice que siente culpa, que si él no se hubiese acostado a dormir de nuevo su mamá estuviera con nosotros.
Por las mejillas de Eglis comienzan a recorrer las lágrimas, su voz se entrecorta y se hace más difícil escucharla. Tose para poder seguir hablando.
Ese día el cuarto quedó con todas las cosa de la enfermera regada. En el piso quedaron gotas de sangre. Eglis no estaba en la casa porque estaba trabajando. Se enteró de lo sucedido cuando ella ya estaba en el Hospital de Barquisimeto.
Para la familia no hizo falta que los funcionarios del Cicpc hicieran una investigación profunda sobre el crimen, de una vez supieron que el que había asesinado a la mujer era él, “su propio esposo, Deibis”.
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Deibis salió de la casa cargando a Wilgleidys en sus brazos, el rostro de ella estaba lleno de sangre. Se sentó en la acera de la casa y le decía que todo iba a estar bien. Los vecinos de la calle vieron toda la escena, cuando le preguntaron qué había pasado, él solo les decía que unos malandros la habían atacado. Entre varios la agarraron y la llevaron a la emergencia del Hospital Central Antonio María Pineda. Luego de 48 horas recluida, la enfermera murió.
—Mi hija recibió un disparo aquí —Alza su mano y se la lleva hasta la mejilla, cerca de la boca.
—El caso de mi hija no ha sido resuelto, aún cuando saben quién fue no lo han detenido. Hace días me llamaron de la Fiscalía 28, que es la que lleva el caso de ella.
Días después de la muerte de Wilgleidys, la familia recibió amenaza supuestamente por parte de él, en la que les advertía que los iba a matar. Relatan que él era un hombre tranquilo y que era muy feliz al lado de su esposa, que desde los 16 años estaba con él.
Deibis fue detenido el 29 de mayo, un mes del asesinato, por funcionarios de Polilara. Fue presentado en tribunales de la Fiscalía 28, con competencia en delitos de violencia contra la mujer, por el crimen de su pareja y fue privado de libertad por el Juez de Control 3, por el delito de femicidio agravado.
Deibis fue trasladado de nuevo a la sede de la Brigada Motorizada de Polilara, en la carrera 32 entre 34 y 35 y seis días después burló la seguridad y logró escaparse. Desde el 6 de junio es prófugo de la justicia. Dos Polilara son investigados por esa fuga.
El hombre cambió la cerradura de la casa en donde vivía con sus hijos y Wilgleidys. El Cicpc allanó la casa, en Carorita, en busca de él, pero no lo encontraron. Vecinos lo han visto en los alrededores del sector, anda como si nada y en distintos carros.
Eglis mira al fondo, ve la fotografía de su hija, un par de lágrimas recorren su rostro y termina diciendo que ella tenía un terreno al lado de la casa de su hija, pero luego de la muerte de Wilgleidys solo ha ido dos veces.
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En diciembre, delante de la familia de Wilgleidys, comenzó con un ataque de celos, pero los familiares no hablan más del caso. Pero sí hablan de que la enfermera le decía a su mamá que Deibis la estaba celando y que a toda hora la llamaba para saber de ella y asegurarse que estaba trabajando.
Wilgleidys llamó a su mamá para contarle que en una guardia Deibis se la pasó toda la noche llamándola para saber que estaba haciendo.
—No la dejó trabajar, ella me lo dijo. Él le exigía que llegara temprano a la casa. Los celos de él comenzaron desde diciembre.
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—¿Tiene miedo de él, de que le haga algo malo?
—Ya lo hizo, me quitó a mi hija. Yo solo espero que la justicia haga algo y logren dar con él.
Ahora Eglis es quien se encarga de sus dos nietos, detalla que no le ha faltado nada para darle de comer y solo quiere la estabilidad emocional para ellos. Un tío paterno de los dos niños se ha acercado a la familia, pero solo para saber de los menores y comparte con ellos, pero dentro de la vivienda.
Ahora Deibis huye, unos dicen que lo han visto por Carorita llega a su casa en distintos carros y aseguran que hasta duerme allí. Otros cuentan que Deibis ha pasado por el sector El Alambique, pero no se ha acercado ni a la madre de Wilgleidys ni a sus nietos.