Euseglimar Gonzalez | LA PRENSA.- Fin a una búsqueda desesperante. Cansado de subir y bajar el cerro del vertedero de Duaca, el padre de José Manuel Amache Sánchez (20), suspira y con un nudo en la garganta dice que uno de los dos muchachos que hallaron muertos y quemados, es su hijo.
Desde el sábado lo estaba buscando porque había desaparecido junto a su sobrino José Lorenzo Martínez Amache (18). A los dos los mataron.
José Manuel y José Lorenzo salieron de su casa en el sector Padre Orione, de Duaca, como lo hacían todos los días, iban al vertedero, pues allí trabajaban como gancheros.
Ellos no acostumbraban quedarse fuera de casa, pero ese día José Amache, padre de José Manuel, se fue al campo a trabajar y no los vio más.
No fue sino hasta el domingo que se enteró que estaban desaparecidos. “El lunes me fui a Barquisimeto a buscarlos por todos lados. Fui al hospital, a la morgue, a la Policía y terminé en el Cicpc, ya no sabía qué hacer, nadie me daba información sobre ellos, estaban desaparecidos”, cuenta con tristeza el padre de José Manuel.
Finalizando la tarde del lunes a José le avisan que en un cerro que está cerca del vertedero habían unos cuerpos quemados, pero él aún seguía en Barquisimeto. Detallan que otros familiares llegaron hasta el sitio y aunque estaban casi en su totalidad carbonizados, los reconocieron.
Los cuerpos estaban uno encima del otro. Al parecer los homicidas le metieron candela con unos cauchos encima, pues entre los cadáveres
quedaron las mallas de acero de los neumáticos.
Aunque no se ha determinado la causa de las muertes de los jóvenes, fuentes policiales presumen que fueron asesinados de un golpe en el cráneo.
Detallan que cuando el papá del joven llegó hasta el sitio ya estaba oscureciendo, y explica que los reconoció. “Son ellos, son los únicos que están desaparecidos”, dijo.
Para poder llegar hasta el sitio en donde estaban los cuerpos hay que ingresar por el caserío La Fundación, camino de tierra, único sector en
donde pasan carros. Los funcionarios de la Policía de Lara (Polilara) resguardaron la zona desde ayer en la mañana hasta que llegó el Eje de Homicidios del Cicpc.
Los “petejotas” llegaron en la mañana y comenzaron el recorrido por el cerro. Tuvieron que caminar aproximadamente 15 minutos para poder llegar hasta donde estaban los cuerpos y hacer las experticias del sitio.
Los cuerpos, además de estar quemados, estaban descompuestos. Al parecer el mismo día que desaparecieron fueron asesinados.
“¡Ay, Dios santo, cómo dejaron a esos muchachos. Ellos no merecían morir así, porqué!”, decía un familiar de los jóvenes.
El padre de José Manuel tenía más preguntas que respuestas sobre el doble crimen. Miraba los cuerpos y se preguntaba el porqué los mataron. La familia del otro muchacho estaba desconsolada llorando la muerte de los dos, tío y sobrino.
Los “petejotas” colectaron como evidencia un palo, con el que presumen haya sido utilizado para asesinar a los muchachos, pues aparente
mente tenía rastros de sangre, aunque los detectives investigarán si se trata del arma homicida o no. Los cuerpos fueron trasladados hasta la morguecita del Cementerio Municipal de Iribarren para realizarles la autopsia y determinar las causas de la muerte.
Funcionarios del Eje de Homicidios aún no tienen un móvil determinado sobre el doble asesinato. Los familiares de los jóvenes contaron que ellos no sabían si los muchachos tenían problemas, pues ellos salían de su casa a trabajar y regresaban en las tardes.
“Si tenían problemas nosotros no nos enteramos. Ellos eran muy tranquilos”, soltó un familiar