Anaís Mendoza | LA PRENSA.-Eran las 2 de la tarde del miércoles cuando Roberto Antonio Martínez Marchán (43) salió de su casa en el sector 5 de El Garabatal, al oeste de Barquisimeto. En ese momento se despidió, prometió que volvería pronto, pero de él no supieron más sino hasta ayer jueves en la mañana cuando fue hallado muerto en la Circunvalación Norte.
Los vecinos del barrio La Pradera, comunidad ubicada cerca de la vía fueron los primeros en ver el cuerpo. Eran casi as 6 de la mañana cuando varias personas se acercaron a ver el cadáver, nadie pudo reconocerlo, pues al hombre sus verdugos le taparon la cabeza con una sábana que estaba llena de sangre.
Cuando eran las 8 y 50 de la mañana, llegó un hombre a bordo de un carro. El señor desesperado corrió hacia donde estaba el cadáver. Le temblaban las manos y como pudo, le quitó la sábana.
Se la subió hasta la frente. El hombre con fuerza empuñó ambas manos y soltó sigilosamente: “Dios mío, es mi hermano”. Inmediatamente se llevó las manos a la cabeza y luego sacó un teléfono e intentaba realizar una llamada telefónica. Tras varias pruebas, logró contactar a alguien y afirmó: “Sí, es Roberto. ¡Lo mataron!”. El señor nunca se separó del cadáver que tenía impactos de bala en la cara.
Media hora después llegó el padre de la víctima quien se lanzó en el cuerpo, empezó a llorar, y gritando decía que le habían matado a su muchacho.Embargado por el dolor, el hermano de Roberto comentó que tanto él como la familia no sabían del conductor desde miércoles cuando salió de la casa de su mamá y dijo que iba a hacer una carrera en su carro, un Renault 21 de color marrón.
Las horas pasaron, pero el taxista no regresaba, así que la familia comenzó a preocuparse pues era un hombre muy responsable. Sobre cómo lo mataron, un vecino comentó que a las 6 de la mañana, por las calles del barrio La Pradera iba un vehículo marrón a toda velocidad. No vio el modelo, pero dijo que el sonido del motor despertó a más de un vecino.
Detalla el testigo que el carro iba tan rápido que cada vez que caía en los huecos rebotaba mucho. Cuando ese vehículo llegó a la Circunvalación, sonaron tres disparos “pum, pum, pum”. Cuando los vecinos salieron, vieron el cuerpo del taxista. Vestía una chemise blanca, un jeans gris y no tenía zapatos.
El pantalón estaba bajado a mitad de las nalgas y se presume que lo arrastraron hasta donde fue visto.
Se presume que a Roberto varios hampones lo montaron en el carro y lo cargaban secuestrado, por eso le taparon la cara.Sobre Roberto se conoció era muy familiar, buena gente y trabajador.
Al parecer el papá le había dado el Renault, para que se ayudara haciendo carreras, y así mantenía a sus tres hijos.