Anaís Mendoza | LA PRENSA.- Yoinier Javier Peña Hernández (28), falleció ayer en la madrugada a consecuencia de un disparo que recibió en la espalda cuando estaba cerca de una protesta contra el gobierno que se registró en la avenida Florencio Jiménez el pasado 10 de abril.
Yoinier era conocido cariñosamente como “Jujú”. Su apodo se debía a la expresión más común que usaba para señalar cosas o personas ya que no hablaba mucho. Muchas personas lo recuerdan por siempre estar en la estación de Transbarca La Salle a las 9:30 de la noche.
El día que fue herido, “Jujú” estaba a metros de un cierre de vías que se realizó cerca del centro comercial Metrópolis. Él se encontraba acompañado junto a un adolescente de 15 años que también resultó herido en la balacera cuando, supuestamente, desde una camioneta pick up comenzaron a disparar y una de las balas hirió a Yoinier en la región intercostal derecha.
Las personas que estaban en el lugar lo levantaron del suelo y lo llevaron hasta el Seguro Social que queda cerca, pero por no haber camas lo trasladaron hasta el Hospital Central y desde ese día estuvo recluido allí.
Yaneth Hernández, madre de Yoinier, explicó que su hijo no supo decir con exactitud quién le disparó. Recordó que lo único que informaba, a través de señas y gestos, que alguien disparó. “Él juntaba las manos como podía y hacía señas de una pistola, decía “pum, pum” y más nada”, expresó la mujer, quien detalló que su muchacho nació con parálisis cerebral infantil porque el parto “se me pasó. Lo di a luz a las 42 semanas de embarazo”.
La señora recuerda que Yoinier, a pesar de su condición, era muy activo y eso lo llevó a ser muy conocido sobre todo en las paradas de Transbarca “donde le gustaba montarse para pasear”, expresó muy triste.
La señora dijo que no sabe cómo ocurrió el suceso. “Lo que sé es que se formó un tiroteo cuando iba a la casa y desde ese día no me separé de él” exclamó con rostro de mucho cansancio. Yoinier vivía en el barrio El Carmen. La mamá relató que en su estadía en el hospital, el muchacho siempre se mantenía despierto y le costaba quedarse dormido.
A causa del balazo, la salud de Yoinier se complicó. “Jujú” tenía una infección que se agudizó ante la falta de antibióticos. Además el proyectil le perforó el colon y la columna L2 Y L3 según el estudio médico.
Yoinier no sabía ni leer ni escribir, pero la familia destacó que era un joven muy independiente de hecho había hecho un curso en el taller laboral, donde aprendió de jardinería.
“Pido justicia. Espero que resuelvan sobre la muerte de mi hijo, pero estoy segura que de la justicia de Dios nadie se salva”.