Euseglimar González | LA PRENSA DE LARA.- El estruendo de las piedras anunciaba una crecida, quienes conocen de la fuerza de las aguas se salieron de la cascada, pero otros no pudieron y el agua los arropó. Los gritos de una mujer eran desesperantes, pues vio cómo su hijo de 6 añ;os, su esposo y otras personas eran arrastrados por la corriente. Un viaje familiar terminó en tragedia en la Cascada El Arzobispo, ubicada en Humocaro Alto.
Era 3 de abril de 2015, por ser un Viernes Santo muchas personas tenían tiempo libre por el asueto y así fue cómo una familia de seis integrantes planificaron un viaje a Humocaro Alto, pues le habían recomendado la Cascada El Arzobispo. Salieron desde Barquisimeto a bordo de tres vehículos y a mediodía llegaron al municipio Morán.
Nadie les advirtió que desde esa madrugada estaba lloviendo, la familia no era la única, pues en la cascada estaban más temporadistas.
Anderson Argüello (34), Edward Alvarado (32) y un menor de seis añ;os estaban junto a otros familiares y amigos en la cascada. La esposa de Anderson decidió acompañ;ar a otra dama al bañ;o y por eso no se metió de una vez al agua.
Mientras que Anderson junto a su pequeñ;o hijo sí decidieron bañ;arse, se unieron a la diversión de otras personas, quienes disfrutaban del balneario, de sus grandes saltos de agua y de su bosque semiárido.
La familia no sabía que desde la madrugada estaba lloviendo y que el río podía subir. Sin embargo, habitantes de la zona y que conocen les advirtieron a todos los temporadistas, pero ellos no hicieron caso y seguían disfrutando del agua.
En segundos
La familia no llevaba ni media hora bañ;ándose, cuando la esposa de Anderson escuchó un fuerte sonido, era como si arrastraran las piedras y cuando observó, el agua estaba arropando a todas las personas que estaban allí.
La mujer comenzó a gritar desesperadamente y algunos que estaban en la parte de arriba se asomaron para ver qué estaba pasando. Vieron cómo la corriente arrastraba a seis personas.
Piedras, ramas y hasta basura llevaba el río, el agua estaba revuelta. Las personas que fueron testigos, recuerdan que de la cascada salió una ola gigante. La enfurecida corriente sorprendió a unas veinte personas, unos pudieron escapar de las violentas aguas, pero otros no lograron librarse.
Ese día, Edward, quien era amigo y compadre de Anderson, vio cómo la corriente arrastraba al niñ;o y al papá. Anderson le pidió ayuda para que agarrara al niñ;o y le salvara la vida, justo en ese momento el hombre se lanzó al agua, pero también fue arrastrado.
La situación fue reportada a las autoridades del municipio y logra