Euseglimar González | LA PRENSA de Lara.- Frarianny Liseth Quiroz Ocanto, de 32 años, tomó la decisión de terminar su relación con Pablo Silvino Sánchez Sivira, tras los constantes consejos que le daba su familia debido a los antecedentes violentos que tenía el hombre. Sánchez de 52 años, al parecer, había agredido a una pareja sentimental en años anteriores y fue por esa razón que ella hace una semana había tomado la decisión de separarse de él. El sábado 13 de julio, luego de una discusión, el agresor la asesinó brutalmente, apuñalándola y atropellándola tres veces en la Zona Industrial I, al oeste de Barquisimeto. El crimen ocurrió en menos de dos minutos.
Tras 72 horas de ocurrido el asesinato, Sánchez Sivira es prófugo de la justicia y la única pista que se tiene de él es la camioneta con la que arrolló a la dama.
El sábado Frarianny, Pablo y la hija del hombre iban a bordo de una Silverado dorada por la avenida Libertador en sentido hacia al oeste de la ciudad. Según contaron allegados de la mujer, pasadas las 7:00 de la noche la pareja comenzó a discutir en la avenida Libertador frente al centro comercial Babilon, al parecer, porque ella le dijo que ya no quería estar con él y le pidió que la llevara a su casa que se ubica en el barrio El Carmen.
El hombre siguió por la Libertador hasta cruzar en la Zona Industrial I, en la calle 30, entre el Banco Mercantil y la empresa Polar, pues por allí se toma una de las vías para ir a El Carmen. En ese trayecto se presume que Pablo soltó el volante y trató de estrangular a Frarianny con un mecate, pero ella opuso resistencia. Luego de eso, el hombre la amenazó con un destornillador.
Al parecer, durante ese trayecto, Pablo le clavó el destornillador en el pecho a Frarianny. A las 7:24 de la noche, tras avanzar hasta la carrera 5 de la Zona, la camioneta se frena bruscamente y de inmediato la hija del hombre cae al suelo. A los segundos, este acelera y cruza a exceso de velocidad hacia la derecha por la carrera en sentido oeste-este.
La camioneta avanzó 150 metros, cuando Frarianny abrió la puerta y cayó al suelo. Allí fue arrastrada por una de las ruedas de la Silverado y rodó, al menos 40 metros, quedando muy cerca de la acera de varias empresas del lugar. Pablo al instante frenó y retrocedió, pasándole uno de los cauchos traseros encima de una de las piernas de la dama. El tipo en reversa llegó hasta la esquina de la calle 30 en donde estaba su hija, abrió la puerta de la camioneta y le pidió desesperadamente que se montara.
«Móntate, móntate», gritó, pero ella se negó.& ;
Al tiempo que esto sucedía, Frarianny, quien vestía pantalón jean y franela blanca, duró dos segundos en levantarse del pavimento. Aturdida comenzó a caminar hacia el este. Tambaleándose, se llevó las manos hasta la cintura. La dama iba casi por el medio de la vía trastabillando, moviéndose de lado a lado y se llevaba las manos al pecho. Los carros que transitaban por la carrera 5 en sentido hacia la planta de llenado de Pdvsa gas, bajaban la velocidad al verla, pero la esquivaban. Nadie le prestó ayuda. La calle estaba a oscuras y sólo los faros de los carros daban luz al sitio.
Cuando Frarianny llevaba unos 35 metros de caminata, apareció nuevamente la camioneta Silverado. Con las luces altas, Pablo frenó a unos metros de distancia, ajustó la dirección hacia donde ella iba y en menos de tres segundos el hombre la embistió por la espalda con la parte izquierda del parachoques, elevándola a unos 35 metros, cayendo nuevamente al pavimento y en ese instante, Pablo le pasa las ruedas por segunda vez.
El hombre siguió manejando unos metros más, dio la vuelta en «U», atravesó el canal y se puso en contraflujo, para nuevamente arrollar a Frarianny quien estaba en el piso, pero el cuerpo se quedó enganchado en la rueda delantera de la Silverado y la arrastró por unos 35 metros más.
El hombre bajó la velocidad, hizo un movimiento brusco al volante para que la rueda soltara el cadáver y eso pasó. Frarianny quedó muerta con su cuerpo destrozado muy cerca del punto donde cayó por primera vez.
Luego de eso, Pablo pisó el acelerador y huyó en dirección hacia la avenida Las Industrias.
Se hizo la víctima
Una semana después de que la joven había terminado la relación con Pablo, este no paraba de llamarla y pedirle que regresaran. El hombre le ofrecía villas y castillos hasta el punto que le ofreció una casa en Pavia, al oeste de la ciudad, para que vivieran juntos, pero Frarianny no cambiaba de opinión.
Pero nueve horas antes del brutal crimen, Pablo se hizo la víctima para poder reconquistar a la ingeniera y fingió sentirse mal de salud. El sábado a las 10:30 de la mañana, la hija del hombre llamó a Frarianny preocupada y le dijo que su papá estaba hospitalizado en un CDI, pues lo habían llevado al centro de salud porque presentó un fuerte dolor en el pecho y presumían que se trataba de un paro cardíaco.
La muchacha se preocupó y decidió ir a verlo. Frarianny acudió hasta el centro médico en compañía de su hija de 12 años y de su mamá y al verla el hombre le soltó «después no llores cuando me veas muerto».
Al confirmar que Pablo estaba recibiendo tratamiento intravenoso, la joven le dijo a su mamá que se quedaría un rato más pendiente del hombre y que ellas se fueran a su casa sin preocuparse.
En horas de la tarde, el hombre fue dado de alta y según fuentes internas del Cicpc, Frarianny, Pablo y su hija se fueron a compartir en un sitio que no fue especificado. Esta información la ofreció la hija de Pablo luego de que rindiera declaraciones ante los funcionarios.
Mete una excusa
Pablo luego de asesinar a Frarianny huyó hacia El Tostao, al oeste de Barquisimeto. El hombre llegó hasta la casa de unos hermanos cristianos y les contó que la camioneta estaba presentando fallas y que la dejaría allí, pero que al día siguiente la pasaría buscando con un mecánico para repararla.
Horas después del crimen de la joven, funcionarios del Cicpc llegaron hasta la vivienda de los cristianos, que eran esposos, pues ya habían ubicado a la camioneta involucrada en el femicidio. Al parecer, los dueños de la vivienda alegaron que el propietario la había dejado allí por fallas mecánicas.
Según contaron los vecinos del sector, quienes no quisieron identificarse por temor a represalias, a la pareja de cristianos se los llevó el Cicpc detenidos para que rindieran declaraciones, pero horas más tardes quedaron en libertad, luego de que en el interrogatorio contaran con detalles lo ocurrido con la camioneta y decir que la relación que tenían con Pablo es que eran «hermanos en Cristo».
Luego de 72 horas del crimen de Frarianny no hay rastros de Pablo, y funcionarios del Cicpc siguen rastreando las zonas en donde se la pasaba para poder darle captura y que pague por lo que le hizo a la joven.
Otra persona interrogada, ligada al entorno de Pablo, es su hija quien el día del brutal crimen fue trasladada hasta la sede del Eje de Homicidios, pero en calidad de testigo, pues ella estuvo junto a la pareja hasta minutos antes de que asesinaran a Frarianny, pero una fuente ligada a las investigaciones aseguró que la joven no se encuentra detenida, alegaron que la muchacha también pudo ser víctima de la violencia de su padre, pero se salvó.
LA PRENSA trató de obtener más información sobre el femicida, pero no pudo ser posible, sólo se conoció que es carpintero y que tiene un negocio, dedicado a este oficio. Pablo se congrega en una iglesia cristiana.
Antecedentes
Una conocida de Pablo contó al equipo periodístico de LA PRENSA que, supuestamente, él tiene registros policiales por violencia de género, pues hace alrededor de 5 años, el hombre tiroteó en el pie a su expareja, en un supuesto ataque de celos.
Detalla la fuente que en esa oportunidad el hombre fue apresado y estuvo detenido por 72 horas, pero no fue llevado a instancias judiciales por no haber una denuncia formal contra él.
Al parecer, los familiares y amigos de Frarianny sabían sobre el perfil agresor de Pablo y advirtieron a la muchacha para que no permitiera que él la maltratara. Tras los constantes consejos ella decidió ponerle fin a su relación amorosa, pero el hombre no quería dejarla.
«Hace dos semanas la vi y le dije que se cuidara mucho porque las actitudes (posesiva y controladora) de ese hombre no me gustaban, además de que tenían poco tiempo de relación. Ella era una joven muy dulce, cuando fue a mi casa la aconsejé y le pedí que cuidara mucho a su hija de ese hombre, porque no sabíamos con qué nos iba a salir y viene y pasa esta tragedia», contó una vecina de Frarianny.