Anaís Mendoza | LA PRENSA.- “Era muy terco, le decíamos que dejara de trabajar, pero no hacía caso”, comentó el hermano menor de Carlos Homero Colmenárez (64), quien fue arrollado ayer a las 06:40 de la mañana cuando intentaba pasar la avenida Florencio Jiménez frente al mercado Las Pulgas.
La arenga se la decían porque ellos pensaban que Carlos con su edad ya no estaba para trabajar además de que los parientes temían que le podía pasar algo. Y ayer, el señor murió tras ser embestido por un vehículo. Carlos salió a su trabajo como lo hacía de forma rutinaria todos los días. Se despertaba antes de que el sol apareciera. Él se arreglaba y salía desde su casa en la calle 5 con carrera 5 del barrio San Francisco hasta la estación Crepuscular de Transbarca que queda en la avenida Florencio Jiménez a dos cuadras de su residencia.
Cuando se disponía a cruzar la avenida para esperar el bus, un vehículo a toda velocidad lo golpeó. Cuentan algunos testigos que Carlos salió volando del impacto y terminó con partes de su cuerpo fracturadas, sangrando y muerto a cinco metros de distancia de donde cruzaba.
A causa del duro trancazo, el vigilante se golpeó la cabeza y tuvo exposición de la masa encefálica.
Según el comentario de algunos fue un carro parecido a un rapidito el que lo arrolló. “Era un Ford Fairlane”, soltó un hombre en la parada. Sobre uno de los brocales de Transbarca estaba lo que parecía ser el pedazo de una de las partes del carro que embistió al vigilante.
Crio a 9 hermanos
Familiares de la víctima llegaron al sitio del suceso. Estaban impactados por lo ocurrido y repetían que Carlos era muy terco y no hacía caso. Uno de los hermanos explicó que al hombre “toda la vida le gustaba hacer algo, no le gustaba estar en la casa”, acotó con voz serena.
Aportó también que era un hombre de buen humor y siempre se la pasaba bromeando. “No tenía hijos, pero nos crio a los nueve hermanos”, cerró con tristeza.