Edy Pérez Alvarado | LA PRENSA.- Róger Sánchez Virgüez (18) fue abatido ayer a la 1:30 de la tarde mientras estaba en la calle nueve de Altos de Jalisco, parte baja de San Jacinto. Testigos aseguran que la víctima estaba con otro hombre parado en una esquina de la vía cuando un motorizado iba por la calle nueve. Aseguran que Róger lo apuntó con una escopeta recortada calibre 12 y la víctima se detuvo.
El motorizado se bajó, yo vi que el muerto (Róger) haló el gatillo, pero no salió el tiro. De repente veo que el motorizado saca un arma de la cintura y le dispara”, comenta un vecino que asegura haber visto la escena, pero que no se atreve a dar su nombre por temor.
Después de que Róger cayó al suelo el compinche se dio a la fuga y, supuestamente, la víctima que pasó a ser el victimario se fue a bordo de su moto.
Estaban cazando a ver a quién robaban y se engrasaron”, decía entre dientes un vecino que llegó a la escena del crimen para ver el cuerpo del malandrín. Se supo que el motorizado a quien Róger apuntó es un expolilara y que el hombre tuvo que accionar su arma en defensa propia.
Róger quedó tendido bocabajo encima de un tumulto de tierra. Vestía shorts de cuadros, una franela blanca y unos zapatos marrones. A unos cinco pasos de sus manos quedó el arma que, supuestamente, él accionó en contra del exfuncionario policial.
La víctima residía en el barrio La Victoria, cerca de Altos de Jalisco. La hermana cuenta que lo vio unos 20 minutos antes de que le fueran a decir que se lo habían matado.
“Seguro estaba por aquí por una mujer”, comenta la hermana al tiempo que asegura que Róger jamás había estado preso y que tampoco andaba en malos pasos.
Comentó que lo de él era promocionar fotografías y que hace 15 días había llegado de Boconó estado Trujillo de trabajar. “Se vino porque su papá estaba muy mal de salud y murió”, comenta la hermana que tiene los ojos hinchados de tanto llorar.
Róger no dejó hijos y, según su hermana, era un muchacho muy tranquilo. Los vecinos del sector se aglomeraron alrededor del cadáver, miraban atentos el cuerpo y a los familiares que se sentaron cerca de él. Todos lloraban. Pero la hermana se dedicó a acariciar la espalda de su hermano y se negaba a levantarse para dejar que efectivos de la Policía Científica hicieran el trabajo de levantar el cadáver y fijar evidencias.