El cuerpo de Elizabeth Figueroa, docente, de 71 años de edad, fue hallado en estado de descomposición el lunes 21 de abril en el sector Santa Teresa de Pavia, al oeste de Barquisimeto, en horas de la tarde. Según se pudo conocer, el hecho se trataría de un parricidio en el que el causante de la muerte sería Roberth Arráez, hijo de Figueroa, quien se encuentra tras las rejas.
La aprehensión se realizó en la calle 2 entre 3 y 4 de Pavia la tarde del martes, en el sector La Lagunita, lugar en el que vivía el padre de Arráez junto a su hijo y nuera. Sin embargo, según los vecinos, la vivienda estaba desocupada desde hacía meses, pues el señor falleció hace poco menos de un año y la pareja estaba separada.
La docente residía en Aguada Grande, municipio Urdaneta; sin embargo, según algunas versiones, se vino con su hijo antes de Semana Santa para hacer unas diligencias. «El domingo se escuchó la voz de Roberth; él tenía problemas, tomaba pastillas, pero siempre andaba acelerado. Pensé que estaba peleando con su esposa, porque eso era normal cuando vivían allí. En más de una oportunidad le dije que la dejara porque temía que le hiciera algo, y ese día le pedí a Dios que no le fuera a hacer nada», contó un vecino que prefirió no identificarse.
Vecinos no se percataron del asesinato de la docente
A Figueroa, los vecinos no la vieron. Sólo se escuchaba la algarabía de Roberth, debido a su condición mental. Hay quienes aseguran que el lunes por la mañana se dedicó a limpiar y lavar la casa, y se escuchaba que tenía náuseas y vomitaba. Funcionarios del Cicpc detuvieron a Arráez; sabían que fue la última persona con la que estuvo su madre e hicieron averiguaciones.