Jennifer Orozco | LA PRENSA.- Eduardo Antonio Alvarado Reinoso (25) salió de su casa en La Pastora y caminó hasta El Trompillo para ir a una panadería donde estaban haciendo cola para el pan. Como se acabó, el hombre decidió irse a pie de nuevo hacia su casa.
Eran las 7:00 de la noche del domingo, cuando Eduardo iba caminando por la calle principal a la altura del sector José Cruces I, unos tipos armados se bajaron de un carro.
Estos comenzaron un tiroteo. Aparentemente, iban por un chamo de 17 años que estaba sin camisa sentado en la acera. El chamito no pudo ni levantarse y quedó muerto en el sitio. Eduardo, quien iba corriendo, también fue víctima de los matones recibiendo varios disparos. Su cuerpo quedó a pocos pasos del menor.
Aunque Cicpc determinó el móvil del doble crimen como venganza, la esposa de Eduardo, Yohana Álvarez aseguró que no andaban juntos el menor y su marido. “Sí conocíamos al chamo, pero no lo tratábamos. Ellos no eran amigos”, aseguró Yohana. Además, a Eduardo le robaron su bolso con sus pertenencias.
Eduardo tenía varios años trabajando con un puesto de venta de verduras en el Mercado Mayorista. Era el menor de cuatro hermanos y tenía 3 años y cuatro meses de relación con Yohana, relación que les deja un hijo de apenas cuatro meses.
Eduardo tenía planes de irse a Colombia a principios de febrero y buscaba panes para reunirlos y llevárselos al viaje para venderlos en la frontera, pues le habían dicho que era un buen negocio para comenzar.
Los familiares del adolescente se negaron a declarar en la morgue. Se supo que el chamito era un azote de la zona.
Zona candela
Los familiares de Eduardo aseguran que El Trompillo se ha vuelto muy peligroso, sobre todo por la oscuridad de la zona. Aseguran que hace mucho tiempo que no pasa una patrulla por el lugar.
Habitantes del barrio dicen que temen por sus vidas, pues de un tiroteo pueden salir ellos heridos también, aun siendo inocentes. Suplican un poco más de vigilancia policial.