Guiomar López | LA PRENSA.- Tres casquillos calibre 9 milímetros quedaron en el porche de la casa, mientras el cuerpo de Rafael José Rivero Daza se desvaneció en la sala, cuando el atacante lo sorprendió con 5 tiros, provocándole la muerte instantánea.
Esto ocurrió a las 4:00 de la tarde del domingo 18 de septiembre en un inmueble de la calle 27 entre carreras 24 y 25. La víctima que residía en Las Sábilas, estaba con otro allegado y los familiares no precisaron detalles de los criminales. De hecho, varios soltaron amenazas a La Prensa, negando declaraciones.
Solamente un joven de tez blanca, señaló que el chico de 22 años se dedicaba a trabajar en la construcción y ayer se había desocupado temprano. “No sabemos qué fue lo que pasó”, era lo que repetía, al tiempo que confirmaba que deja huérfanas a dos niñas.
Las manos de este pariente estaban manchadas con sangre. Contó que levantó a Rivero y lo acomodó en el mueble. Mientras tanto, su mirada se perdía hacia la ventanilla con un orificio por uno de los balazos. Adentro se veían las paredes tapizadas por cuadros de paisajistas, con algunos manchones de rojo en el piso colonial, mientras el llanto de varias mujeres se escuchaba cuando se abalanzaban hacia el cuerpo.
Familiares insistieron que lo dejaron sin cartera ni celular. En el Sistema Integrado de Información Policial (Siipol) tiene registro por drogas en el año 2015.