Anaís Mendoza | LA PRENSA.- “Yo le decía: bebé ten cuidado cuando manejes esa moto, pero me respondía que me quedara tranquila que si alguien se la quería robar, él la iba a entregar”, era lo que gritaba con dolor y profundo llanto, la madre de Yeibert José Suárez Durán (20), mototaxista asesinado en la parte alta del sector I del barrio La Peña.
Versiones en la escena del crimen indican que un cliente al que el chamo le hacía una carrerita fue quien le disparó tres veces en la cara. Como todos los días, Yeibert salió de su casa en Nuevo Barrio. El muchacho guardaba su moto modelo Bera color blanca en el garaje de su casa y luego la mamá le abría el portón, le “echaba la bendición” y le decía que se cuidara mucho.
A las 11:30 de la mañana de este sábado 10 de septiembre un cliente le llegó para que le hiciera una carrerita, pero la verdadera intención del tipo era otra. Cuando ambos transitaban por una calle de tierra de La Peña el pasajero sacó una pistola y lo encañonó. Según se conoció en el sitio del suceso, el malandro le exigió la moto a Yeibert, pero el muchacho no cumplió lo que le decía a la mamá pues esta vez se negó y el delincuente lo obligó a detenerse.
Cuando se frenaron, el choro le disparó en el rostro y al caer al piso tomó la dos ruedas y huyó. Cuentan vecinos que escucharon los tres disparos y al salir a ver qué pasaba pillaron el cuerpo de Yeibert quien estaba en el piso bocarriba muy cerca de una acera. El mototaxista vestía un jeans de color marrón, una chaleco verde, manga rosada, unos zapatos deportivos marrones, tenía puesto su casco de seguridad y su rostro estaba lleno de sangre.
La noticia se regó rápidamente por todo el sector del oeste de Barquisimeto. Los primeros en llegar fueron los compañeros de trabajo de la víctima. Ellos subían por la empinada calle de tierra para verificar si la noticia era cierta y luego comunicaron a los parientes del conductor.
A los minutos, comenzaron a llegar los familiares, pero todos desconocían lo que pasó. Sólo repetían que le robaron la moto mientras le colocaron dos sábanas para evitar que el cuerpo de Yeibert llevara sol. “Debo tener fortaleza. Su alma se va a encontrar con Dios”, le decía la madre mientras lo lloraba en el suelo.
Ningún vecino dio alguna descripción del asesino. Aseguran que a esa hora estaban dentro de su casa cuando escucharon los disparos, pero lo que si explicaron es que el delincuente huyó en la moto hacia el sector el “Llenadero” de La Peña.