viernes, 22 noviembre 2024
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Asesinan a aprendiz de mecánico

Edy Pérez | LA PRENSA.- El cadáver está tendido boca­rriba, sentido este-oeste en ple­na Florencio Jiménez. A Jhonny Andrés Gutiérrez Ji­ménez (19) le propinaron dos tiros en el pecho ayer a las 8:30 de la mañana, aseguran testi­gos del crimen. “Él se bajó de un bus y desde adentro le dis­pararon”, comentó un charlero que estaba ayer en la mañana alrededor del cadáver.

El muchacho vestía pantalo­nes beige, chemise amarilla y zapatos negros. Era moreno oscuro y cabello negro. El her­mano del joven estaba en la avenida, contó que la noche del lunes llegó a su casa en la calle siete con carrera uno y dos de San Francisco.

“Lo vi, pero estaba dormido”, narra el joven. Antes de las 7:00 de la mañana de ayer Jhonny ya estaba en la calle. Con los ojos llenos de lágri­mas, el hermano asegura que él salía todos los días bien tem­prano a trabajar.

Era ayudante en un taller me­cánico que está cerca de su ca­sa, en la calle seis con siete de San Francisco. “Cuando no ha­bía carros para reparar, lo man­daban a comprar cosas, tal vez salió a hacer un mandado y lo mataron”, supone el hermano de Jhonny en medio del dolor.

El joven jamás fue detenido, era trabajador y no se metía con nadie. Era el menor de cuatro hermanos y ni siquiera dejó un hijo para consolar a su padre y hermanos.

Agachado, al lado del cuerpo sin vida de Jhonny está su pa­dre. El hombre es robusto, mo­reno oscuro y alto, pero llora, llora por la trágica partida de su hijo menor.

Salió de su casa y cuando re­gresó le dieron la noticia de que le habían asesinado al mu­chacho a tiros. El hombre aca­riciaba la cabeza de su hijo, le­vantaba la sábana con la que ta­paron el cadáver, lo veía y lo volvía a tapar.

Zona roja

La avenida Florencio Jimé­nez, a la altura del Mercado Las Pulgas, en donde fue el asesinato, los comerciantes aseguran que están azotados por los delincuentes.

Durante el día los atracan a ellos y a los clientes. El modus operandi de los hampones es sacar un arma de fuego, apun­tar a las víctimas y quitarles ce­lulares, dinero en efectivo y prendas.

También les arrancan las lla­ves de los carros y se los llevan. A los comerciantes les quitan el dinero que cobran por ven­tas o prestar servicios, pero además en las madrugadas hurtan en los negocios.

Están casados de denunciarlo en la policía y Guardia Nacio­nal, pero nadie los escucha, na­die les da soluciones concretas a la inseguridad.

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