Edy Pérez | LA PRENSA.- El cadáver está tendido bocarriba, sentido este-oeste en plena Florencio Jiménez. A Jhonny Andrés Gutiérrez Jiménez (19) le propinaron dos tiros en el pecho ayer a las 8:30 de la mañana, aseguran testigos del crimen. “Él se bajó de un bus y desde adentro le dispararon”, comentó un charlero que estaba ayer en la mañana alrededor del cadáver.
El muchacho vestía pantalones beige, chemise amarilla y zapatos negros. Era moreno oscuro y cabello negro. El hermano del joven estaba en la avenida, contó que la noche del lunes llegó a su casa en la calle siete con carrera uno y dos de San Francisco.
“Lo vi, pero estaba dormido”, narra el joven. Antes de las 7:00 de la mañana de ayer Jhonny ya estaba en la calle. Con los ojos llenos de lágrimas, el hermano asegura que él salía todos los días bien temprano a trabajar.
Era ayudante en un taller mecánico que está cerca de su casa, en la calle seis con siete de San Francisco. “Cuando no había carros para reparar, lo mandaban a comprar cosas, tal vez salió a hacer un mandado y lo mataron”, supone el hermano de Jhonny en medio del dolor.
El joven jamás fue detenido, era trabajador y no se metía con nadie. Era el menor de cuatro hermanos y ni siquiera dejó un hijo para consolar a su padre y hermanos.
Agachado, al lado del cuerpo sin vida de Jhonny está su padre. El hombre es robusto, moreno oscuro y alto, pero llora, llora por la trágica partida de su hijo menor.
Salió de su casa y cuando regresó le dieron la noticia de que le habían asesinado al muchacho a tiros. El hombre acariciaba la cabeza de su hijo, levantaba la sábana con la que taparon el cadáver, lo veía y lo volvía a tapar.
Zona roja
La avenida Florencio Jiménez, a la altura del Mercado Las Pulgas, en donde fue el asesinato, los comerciantes aseguran que están azotados por los delincuentes.
Durante el día los atracan a ellos y a los clientes. El modus operandi de los hampones es sacar un arma de fuego, apuntar a las víctimas y quitarles celulares, dinero en efectivo y prendas.
También les arrancan las llaves de los carros y se los llevan. A los comerciantes les quitan el dinero que cobran por ventas o prestar servicios, pero además en las madrugadas hurtan en los negocios.
Están casados de denunciarlo en la policía y Guardia Nacional, pero nadie los escucha, nadie les da soluciones concretas a la inseguridad.