Edy Pérez Alvarado | LA PRENSA.- El cadáver de Saúl Cacique Rojas (83) estaba tendido en la sala de su casa. Una hija, Belkis Cacique, fue a buscarlo ayer a las 8:30 de la mañana. Tocó la puerta y como nadie salió, se fue por el patio, se asomó en una ventana y vio a su padre muerto.
Las puertas de la casa estaban cerradas con llave. Las autoridades sospechan que el hijastro, Maikol Fernández, tuvo que ver en el brutal asesinato.
Saúl llegó la noche del lunes a su casa. Lo dejó un nuero. Entró y al parecer, estaba el joven que desde pequeño vivió con Saúl. Él lo crió porque tenía más de 20 años con la madre de Maikol.
El joven tiene trastornos mentales, cuentan familiares. Estuvo en la cárcel de Uribana, pero fue liberado por la enfermedad. Le dieron casa por cárcel.
Consta en la página web del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que el joven tiene antecedentes penales por robo genérico del 26 de noviembre de 2011, amenazas y violencia psicológica del 11 de marzo de 2014 y el 13 de enero de 2015 lo detuvieron por robar un ruta.
Por los registros la policía científica sospecha que sea uno de los presuntos implicados y lo van a investigar. El abuelo tenía golpes en la cabeza y la casa estaba desordenada. La esposa de Saúl estaba de viaje y se enteró ayer en la mañana de la tragedia.
Los hijos de Saúl no creen que Maikol sea el responsable, aseguran que era como un hijo para él y que se tenían mucho aprecio. Los “petejotas” se inclinan a pensar que se trata de un atraco porque falta dinero y la casa está vuelta un desastre. Los familiares estaban consternados con el crimen.