LA PRENSA DE LARA.- Venezuela, una nación rica en recursos naturales y diversidad cultural, ha enfrentado en las últimas décadas una preocupante degradación de la ética y moral en diversos ámbitos de la sociedad. Factores políticos, sociales y económicos han contribuido a este problema, generando un impacto negativo en la convivencia y el tejido social. En este artículo, se analizará cómo la corrupción, la impunidad, la polarización política y la crisis económica han erosionado los valores éticos y morales en Venezuela, así como sus consecuencias para la sociedad.
La corrupción se ha convertido en un cáncer que ha socavado las bases de la ética y moral en Venezuela. Prácticas deshonestas, como el soborno, el nepotismo y el desvío de fondos públicos, se han vuelto prácticas comunes en distintos niveles del gobierno y la administración pública. La impunidad que suele acompañar a estos actos alimenta una cultura donde prevalece la sensación de que los responsables no enfrentarán consecuencias por sus acciones. Esto erosiona la confianza en las instituciones y desalienta la participación ciudadana en el proceso político.
Desde el inicio de su gobierno, Hugo Chávez adoptó una estrategia populista que enfatizaba su figura como líder carismático y mesiánico. A través de un culto a la personalidad cuidadosamente construido, Chávez estableció una conexión emocional con sus seguidores, fomentando una lealtad inquebrantable hacia él y sus políticas. Esto llevó a una adhesión ciega a sus decisiones y un debilitamiento del pensamiento crítico y la responsabilidad individual, lo que puede considerarse una vulneración ética.
La intensa polarización política ha fragmentado a la sociedad venezolana y ha llevado a la creación de visiones extremas, donde se justifican acciones poco éticas en aras de un supuesto bien mayor. La radicalización ha llevado a la degradación del diálogo y el respeto hacia diferentes opiniones, creando un ambiente hostil donde se menosprecia al otro, aumentando la intolerancia y el odio. Esto no solo afecta el desarrollo de una sociedad cohesionada, sino que también debilita la capacidad de resolver los problemas comunes.
Durante el gobierno de Maduro, se han tomado medidas para desmantelar la independencia de las instituciones y debilitar el poder de control y supervisión. Citando a Maduro en 2014: «La revolución es el pueblo en el poder, la institución no es más que un medio para llegar al poder popular». Esta concentración de poder en el Ejecutivo ha debilitado el sistema de pesos y contrapesos, dificultando la rendición de cuentas y permitiendo la impunidad.
La prolongada crisis económica que ha afectado a Venezuela ha exacerbado la desigualdad social, lo que puede conducir a una mayor degradación ética. En situaciones de necesidad, algunas personas pueden verse tentadas a cometer actos inmorales o ilegales para satisfacer sus necesidades básicas. Además, la falta de acceso a servicios básicos como la salud y la educación puede disminuir el sentido de responsabilidad y cohesión social.& ;
En consecuencia, la falta de integridad en las instituciones y líderes políticos ha llevado a la& ; pérdida de confianza de la población en sus representantes y en el sistema político tanto del partido de gobierno, como de la oposición en general.
No se puede ignorar la descomposición del tejido social como resultado de la polarización, que ha dividido a las comunidades, afectando las relaciones interpersonales y la convivencia pacífica. Del mismo modo, la inestabilidad política y económica ha impulsado a muchos profesionales y ciudadanos calificados a emigrar en busca de mejores oportunidades en países donde existan políticas acertadas e instituciones que cumplen sus funciones, permitiéndoles desarrollo y crecimiento como resultado del fruto de su trabajo. Esta fuga de ciudadanos capacitados representa una pérdida significativa para el país, que costará muchísimo reemplazar.
La degradación de la ética y moral en Venezuela es un problema complejo y multifacético, que involucra factores políticos, sociales y económicos. La corrupción, la impunidad, la polarización y la crisis económica han contribuido a la erosión de los valores éticos, afectando negativamente la convivencia y el desarrollo del país. Superar este desafío requerirá esfuerzos integrales a nivel institucional y ciudadano, enfocados en promover la transparencia, la responsabilidad, la justicia y el diálogo respetuoso. Solo a través de un esfuerzo colectivo y un compromiso con la ética y la moral, Venezuela podrá enfrentar y superar esta difícil situación y avanzar hacia un futuro más justo y próspero.& ;
Escrito por: Emilin Piña& ;
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