Hagamos algunas precisiones
El término correcto es Realpolitik que viene del alemán Realpolitik (política realista) es la política o diplomacia basada principalmente en consideraciones de circunstancias y factores dados, en lugar de nociones ideológicas explícitas o premisas éticas y morales. A este respecto, comparte aspectos de su enfoque filosófico con los del realismo y el pragmatismo. A menudo se lo denomina simplemente «pragmatismo» en política.
Fue el alemán Otto von Bismarck acuñó el término al cumplir la petición del príncipe Klemens von Metternich de encontrar un método para equilibrar el poder entre los imperios europeos. El equilibrio de poderes significaba la paz, y los practicantes de la realpolitik intentaban evitar la carrera armamentística. Sin embargo, durante los primeros años del siglo XX.
Después de las categorizaciones es menester identificar el elemento sustancial de la realpolitik: equilibrio. imagino a muchos sorprendidos por la definición que acaban de leer, porque en el común denominador de los activistas y líderes políticos – incluso analistas especializados en política en todos los niveles, asocian el término descrito a comportamientos hipócritas fuera de los parámetros éticos que deberían regir a cualquier ser zoon politikon.
1 inciso
Una de las claves para entender el desastre político venezolano tiene que ver con la concepción teórico política de los actores en disputa. Puedo decir sin temor a equivocarme y utilizando una frase cliché de ellos mismos «la gran mayoría» de los políticos no están claros de lo que significa el término. Lamentable, oremos.
Hagamos el ejercicio: pensemos que cada actor político tiene un criterio distorsionado de lo que significa realpolitik y ese criterio es actuar bajo sus propios intereses, atacando al que piense distinto, quejándose de todo lo que ocurre en el país y repartiendo culpas por ello. ¿Le parece conocido?
2do inciso
¿Se dan cuenta de todo lo que ocurre simplemente por tener una definición errónea de un concepto asociado a la política? Ahora multipliquenlo ese resultado por cada venezolano que habla de todo, en muchos casos sin saber de lo que habla.
Pero, como esta columna se trata de explicar en donde estamos parados, me atreveré a desarrollar una categoría donde puedan estar placenteramente la peor generación de políticos en la historia de nuestro país.
Así llegamos a la comunpolitik que pudiera pensarse como el lugar donde podemos resolver los inconvenientes propios de la política con sentido común, pero no, se trata del lugar donde estos seres de luz que participan en la política venezolana todos los días se esmeran por repartir quejas y culpas en tono épico.
Común y básico, son palabras que podemos utilizar para describir el pobre intento de los actores a cada lado de la historia por exacerbar las dos emociones más instintivas de la naturaleza humana: el miedo y la rabia.
No me creen, bueno, les dejo esta comparación histórica para terminar.
Por allá en 1998 el señor Chávez fundamentó su discurso en la rabia contenida por muchos años en las clases sociales más pobres de nuestro país, al punto de llegar a expresar públicamente que le entregaría al «pueblo» la cabeza frita de adecos y copeyanos. Mientras tanto, los señores de la oposición fundamentaron su campaña inyectando miedo en el ideario colectivo diciendo cosas como que los comunistas te quitarían a tus hijos para comérselos.
20 años después, el chavismo ya no usa la rabia como base de su apuesta comunicacional, sino el miedo. Bien sea con el aparato represivo, con el esquema asistencialista o el discurso.
Y los opositores intentan utilizar la rabia para deponer la coalición de poder que encabeza el señor maduro.
Así de básico e instintivo es el espacio donde se construye la comunpolitik venezolana, donde gana quien es capaz de gestionar mejor la naturaleza del hombre y la mujer. No el que gestiona mejor el Estado en favor de la ciudadanía.
Escrito por: Doriam González, politólogo
Twitter: @doriam_gon