De nuevo el dilema de la participación electoral se apodera de la esfera publica venezolana, y es que para el mes de noviembre de anunciaron comicios regionales y municipales en lo que la épica «revolucionaria» ha denominado una #MegaEleccion.
El dilema en cuestión tiene varias aristas que debemos tener en cuenta a la hora de dimensionar el conflicto. Por un lado, esta el chavismo encabezado por& ;Nicolás& ;Maduro que buscará por cualquier vía insertar ruidos y tensiones en la opinión publica para reducir en la percepción opositora la factibilidad de participar en el proceso.
Para ello utilizará las instituciones del poder público y realzaran la figura del «protector» en donde actualmente gobiernan líderes políticos opositores.
Nada nuevo bajo el sol que dicen ver salir por el esequibo.
Por otro lado, están las oposiciones que, dicho sea de paso -según mi criterio- se han convertido en un verdadero dolor de cabeza por la poca capacidad que muestran de cooperar entre ellos, aun sabiendo, que uniéndose lograrían derrotar al chavismo deciden no hacerlo.
Desde la óptica anterior, los actores de la oposición muestran una errática vocación de alcanzar el poder político en Venezuela, no hay que ser muy inteligente para entender que sosteniendo posiciones particulares sus posibilidades de ganar se reducen dramáticamente.
Haciendo una revisión sencilla de los liderazgos en la mal llamada cuarta republica, podemos decir, sin temor a equivocarnos que los liderazgos mas resaltantes fueron el de Romulo Betancourt, Carlos Andres Perez y Hugo Chavez. Estos señores compartían un estilo de liderazgo: eran capaces de captar la atención de la ciudadanía con relativa facilidad, sus discursos eran altamente magnéticos y con mucha epica, se mostraban enérgicos y firmes para tomar decisiones duras, y no compartían la escena con más nadie.
Los actuales lideres opositores tienen mucho de la ultima parte del perfil de aquellos lideres políticos. Es decir, no quieren compartir la escena con ningún otro actor y en eso invierten la mayor cantidad de tiempo.
Y se equivocan!
O se entiende que el liderazgo opositor es compartido con el objetivo de alcanzar el poder o simplemente no ocurrirá.
Hasta este punto, podemos evidenciar que la desconfianza de los venezolanos con los procesos electorales no solo deviene de la ausencia de garantías políticas, judicializaciones, ventajismo y todo lo que se les ocurra que puede hacer el chavismo para ganar. Sino también de la poca confianza que generan los sectores opositores desde sus singularísimas y sacrosantas posiciones.
La política da todas las oportunidades posibles, y por allí dicen que en su practica no hay muertos. Pero por favor, muestren un poquitico de seriedad y traten de regionalizar las decisiones para que intenten llegar a algunos acuerdos que esten dispuestos a cumplir para ganar.
Porque de eso se trata: GANAR
Escrito por: Doriam González& ;